En el Congreso, miércoles 22, un Pedro Sánchez más chulesco que nunca advierte que la ‘desescalada’ será lenta. Es decir, un eufemismo para decirnos que nos mantendrá en arresto domiciliario, ‘no por semanas, sino por meses’, en acertada traducción periodística de la presidencial actitud.

Al tiempo, desde Barcelona, Janet Sanz, teniente de alcalde de Ada Colau para la ecología, pide que se aproveche el coronavirus para matar a la industria del automóvil, y que sus empleados se dediquen a “trabajos más limpios”. Es decir Pedro predica y Janet aplica.

¿Ha perdido el pueblo español su capacidad de rebelión? Porque el plante sobre los niños resulta insuficiente

Lo malo es que los directivos de Volkswagen (15.000 empleados directos en la factoría de Martorell) decidan, desde la alemana Volfsburgo, que, ante la brusca caída de la venta de automóviles en toda Europa, lo más lógico será dejar de fabricar coches en España, en Martorell y en Pamplona, dado que, de cualquier forma, van a tener que reducir producción.

En resumen, Moncloa Sánchez decreta un confinamiento lento que destrozará a España. Y en ese caldo de cultivo surge la verde Janet, que refuerza el renacer del guerracivilismo de Pedro y Pablo, de las dos Españas, también en plena era de coronavirus y mientras la propaganda oficia reclama unidad.

La desesperación cunde en el mundo económico ante las palabras de Sánchez, que alargan el arresto domiciliario

De postre, PP y Vox desaprovechan su gran oportunidad. No han secundado a países que no han arrestado a su población y que, con causa-efecto o sin ella, han vencido al coronavirus o, al menos, no han sufrido la sangría de contagios y de vidas que padecemos en España con el confinamiento duro de Pedro Sánchez. Recuerden que países como Polonia o Hungría, las dos ovejas negras de nuestra progresista Bruselas, son los países con menos víctimas por el coronavirus y que, en cualquier caso, España representa el mayor fracaso del mundo en la lucha contra el Covid-19 aunque el Gobierno socio-podemita, con su caradura acostumbrada, insista en que se trata de un éxito sin precedentes.

¿Ha perdido el pueblo español su capacidad de rebelión? Porque la revuelta con el famoso paseo de los niños resulta insuficiente. Es como la pregunta que corre por las redes sociales -benditas redes sociales-: ¿se imaginan que hubiera sido la derecha quien hubiera decretado el confinamiento duro decretado por PSOE y Podemos desde el Gobierno?

Y encima, la OMS, convertida en la principal arma del NOM, legítima la esclavitud de la reclusión larga

El Banco de España ya lo advirtió y, lo que es más grave, la desesperación cunde en el mundo económico ante las palabras de Sánchez, que apuntan a un confinamiento perpetuo: el mundo empresarial repite una y otra vez lo mismo: todo depende de lo que dure esto. Y va Sánchez y asegura que el confinamiento va a durar porque él, al señor presidente, manda más que nunca a un pueblo que tiene miedo a la muerte provocada por el enemigo invisible y que, por tanto, está dispuesto a aceptar cualquier esclavitud. Es decir, que va arruinar a los españoles y encima tenemos que aplaudirlo.

Y si al menos tuviera éxito con el arresto domiciliario… pero es que ha sido un fracaso global.

Y encima, la Organización Mundial de la Salud (OMS), con ese personaje siniestro que es el etiope Tedros Adhanom al frente, convertida ahora en la principal arma del Nuevo Orden Mundial (NOM), legítima la esclavitud de la reclusión larga. Con la gente recluida en casa, cualquier tiranía es posible. Tiranía global, con España como banco de pruebas y alumno aventajado. Los primeros de la clase, los más estúpidos.

Es la España de Janet y de Tedros, la España de Pedro Sánchez.