Fue el viernes en que España enloqueció por miedo al coronavirus.

A las 13,00 del 23 de octubre, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez comparecía sin el maquillaje de tono anaranjado que tan alegre regocijo despierta en la derecha.

Encima, a pesar de leer -discurso sin preguntas, por supuesto-  en el teleprómpter, comienza con una muy significativa errata: “Habíamos previsto… los expertos” habían previsto. El lapsus de Pedro Sánchez resume en un par de segundos la actualidad española y la gran estafa del coronavirus.

Estos piden estado de alarma, esos toque de queda, aquellos experimentan con nuevos y mas severos confinamientos: reducir libertades pero no curar

El Gobierno mantiene el mismo embuste de marzo: nosotros nos guiamos por lo que dicen los expertos, pero la verdad es que el único experto que existe en Moncloa es Pedro Sánchez.

El señor presidente nos habla de 3 millones de españoles infectados desde que comenzó la enfermedad. Pues bien, eso demuestra que el virus no es tan grave, porque los muertos reales superan los 50.000 (oficialmente 34.000).

Mientras, los consejeros de Sanidad se esforzaban en la más absurdas de las competiciones: quién imponía más medidas de reducción de las relaciones personales de la movilidad, de las libertades reunión, de culto… de todo aquello que nos hace humanos. Y, sobre todo, mientras las encuestas concluyen que la mitad de la población española no sólo no se rebela contra el liberticidio sino que, además, pide más cadenas. En concreto que si el virus continúa -¿cómo no va a continuar si no le matamos?- volvamos al arresto domiciliario.

Nuestro sistema sanitario es mejor, asegura el presidente, pero seguimos sin saber nada del bicho. Y todos nuestros esfuerzos y nuestros medios se dedican a encerrarnos y a embozarnos en lugar de dedicarlos íntegramente a terapias médicas y a investigación. Como alguien dijo menos mascarillas para los sanos y más respiradores y antivirales para los enfermos.

Sánchez dirige el manicomio: asegura que lo importante es evitar contagios… como si eso fuera posible

Reducir los contactos entre personas: no hay otra alternativa, clama don Pedro. Sí, sí que la hay: en lugar de ocultarte del bicho ¿por qué no intentas matar al bicho? Porque a un virus tan contagioso lo que no va a lograr es detenerle.

En resumen, España enloquece de miedo con el Covid: gobierno y regiones compiten por ver cuál declara más medidas liberticidas, que no terapéuticas.

Tres millones de españoles han resultado infectados, revela el presidente: entonces es que el virus no es tan grave

Cuanto más duras mejor: olvidan que, en marzo, el confinamiento más duro, el español, fue el que más muerte produjo.

Estos piden estado de alarma, esos toque de queda, aquellos experimentan con nuevos y mas severos confinamientos: reducir libertades pero no curar.

Sánchez dirige el manicomio: asegura que lo importante es evitar contagios… como si eso fuera posible.

Limito los contactos entre las personas pero “sigamos sintiendo la misma pasión por la vida” (¡¡¡…!!!)

Tres millones de españoles han resultado infectados, revela el presidente: entonces es que el virus no es tan grave.

Limito los contactos entre las personas pero “sigamos sintiendo la misma pasión por la vida” (¡¡¡…!!!)