La moción de censura de Pedro Sánchez ha elevado el nivel de guerracivilismo latente en España hasta lo más alto desde hace meses. Hablamos de una alianza que rememora el frentepopulismo de la II República, al unirse socialistas, comunistas, populistas de izquierda -algo parecido a los antiguos anarquistas- nacionalistas burgueses y hasta a los proetarras de Bildu. Sánchez puede tener problemas para contentarlos a todos.

En resumen, con Sánchez en La Moncloa gracias a todos los radicales, el guerracivilismo se disparará en España. La otra pregunta clave es: ¿Seguirá Pedro Sánchez hasta el final de legislatura? Todo parece indicar que sí, aunque según él presentó la moción de censura ante la emergencia del aparato criminal del PP, el partido de la corrupción (todos los partidos son corruptos), pero no para permanecer en el Gobierno sino para dar paso a nuevas elecciones. Sin embargo, ahora ya está metido de lleno en un Gobierno para toda la legislatura.  

De entrada, Podemos ya ha pedido su cuota de Gobierno… y no para un Gobierno provisional

De entrada, Podemos ya ha pedido su cuota de Gobierno… y no para un Gobierno provisional.

Además, así se lo pidió el PNV al PSOE, al que tampoco le conviene ahora unas elecciones.

Lo más importante: Sánchez ha adquirido tantos compromisos con grupos más o menos ultras, que no se sabe cómo los lidiará durante dos años.

Y luego está la otra parte: ¿Cómo queda el Partido Popular? ¿Es el momento de relevar a Rajoy en el PP? Este es el momento, sí, pero hay que ver si Rajoy lo pone fácil o difícil.

¿Relevar a Rajoy en el PP? ¡Este es el momento!

En cualquier caso, lo importante es que Pedro Sánchez llega al poder con el Frente Popular detrás. Ada Colau voló hacia el Congreso madrileño y su presencia, por nadie solicitada, se convertía en el icono del nuevo frentepopulismo, la nueva izquierda revanchista.

Se repite el escenario de 1936 que nos llevó a la Guerra Civil de 1936-1939, cuando se aliaron los odios separatistas a España con los odios marxista y anarquista a la esencia de España, que no era otra cosa que su fe cristiana. La combinación de algo tan explosivo como el independentismo y el radicalismo de izquierda acabó en guerra fratricida. La imagen que acompaña este artículo resume la situación, con simpleza, de forma acertada.