La transición energética es la corriente dominante en Europa -y más desde el auge de Greta Thunberg-, pero la forma de afrontarla varía dependiendo del país. Mientras España ha decidido cargarse la energía nuclear, pese a ser una energía verde, Francia no dejará de producirla y mandará los residuos… a Bélgica.

Como bien saben, en nuestro país, la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, presume de haber acordado un cierre progresivo de los siete reactores nucleares entre 2027 y 2035. En Francia, donde hay 58 reactores (y uno en construcción, el de Flamanville), el Ejecutivo de Emmanuel Macron quiere reducir el peso de la nuclear, que pasaría de aportar el 71,67% de la producción de electricidad (como hizo en 2018) al 50% en 2035, incluyendo el cierre de 14 reactores. Por su parte, en Bélgica, donde la nuclear genera el 39% de la luz, se ha apostado por finalizar la actividad de sus siete reactores en 2025... y también recibirá los residuos nucleares del país vecino. 

Al final, ni la presión del movimiento feminista ni de otras 50 personalidades francesas ha impedido que se pusiera fin al mandato de la única líder entre las empresas que forman el CAC 40

Este contexto no es baladí para un grupo energético como Engie, pues la nuclear, al igual que el gas y las renovables, está entre sus actividades. Y tal y como adelantó Hispanidad, en esta compañía se ha producido la crónica de una muerte anunciada, porque Isabelle Kocher no ha sido renovada como CEO. En el comunicado emitido, se afirma que “tras un proceso de toma de decisiones basado en una evaluación detallada de su mandato, la junta directiva concluyó que el desarrollo posterior de la estrategia del grupo requería un nuevo liderazgo”. Es decir, que, al final, ni la presión del movimiento feminista ni de otras 50 personalidades francesas ha impedido que se pusiera fin al mandato de la única líder entre las empresas que forman el CAC 40.

Una decisión que fue apoyada por el Estado francés, dueño del 23,64%. Jean-Pierre Clamadieu, presidente de Engie, señaló en una entrevista para Les Echos, que Kocher “no logró demostrar que ella era la persona adecuada para profundizar la transformación del grupo”. Además, la junta directiva también creía que se había retrasado en los negocios de generación de electricidad e infraestructura de gas, que representan el 80% de las ganancias. 

Hasta que se elija al sucesor de Kocher, la gestión operativa de Engie estará en manos de Paulo Almirante, Judith Hartmann y Claire Waysand

De cara al futuro, Engie “debe abordar dos desafíos críticos en Bélgica y Francia, a saber, cómo encaja la energía nuclear en el mix energético belga y el gas natural en el francés”. Aspectos que serán vitales en la búsqueda del nuevo CEO, que liderará Clamadieu, junto a Françoise Malrieu, presidenta del comité de nombramientos. Hasta que se elija al sucesor de Kocher, la gestión operativa la asumirán: el director de operaciones, Paulo Almirante; la directora financiera, Judith Hartmann; y la secretaria general, Claire Waysand.