Emilio Lozoya Austin, qiuen fuera director general de Petróleos Mexicanos (Pemex) durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, fue inhabilitado por 10 años del servicio público, según Infobae.

A Lozoya se le acusa de haber proporcionado información falsa en la declaración de su situación patrimonial y haber omitido una cuenta bancaria que registraba saldos de cientos de miles de pesos.

La dependencia federal indicó que la otra sanción se impuso por irregularidades en la compra de la planta industrial de Grupo Fertinal. Después de una investigación, la SFP demostró que el funcionario responsable hizo un mal uso de los recursos públicos al pagar un sobrecosto cercano a los 620 millones de pesos. Por tal razón, "se estableció una sanción resarcitoria equivalente al daño patrimonial infligido, además de los 15 años de inhabilitación al funcionario", dijo la dependencia en su comunicado.

Aunque no detallaron el nombre de este funcionario, la dependencia aseguró que se le impondrá una multa por casi 600 millones de pesos.

Lozoya Austin ha sido señalado por presuntamente haber recibido sobornos de 10 millones de dólares entre 2012 y 2014

Lozoya Austin ha sido señalado por presuntamente haber recibido sobornos de 10 millones de dólares entre 2012 y 2014, a cambio de ayudar a la constructora Odebrecht a conseguir licitaciones con Pemex.

En abril de 2017, la prensa brasileña informó que, de acuerdo con documentos judiciales, el ex director de Pemex había pedido 5 millones de dólares a la empresa durante una reunión prevista con Luis Weyll, director general de Odebrecht Infraestructura en México, la cual estuvo autorizada por Luiz Mameri, presidente del corporativo en Iberoamérica.

En 2014, año en el que presuntamente se dio el caso de soborno, Pemex asignó en forma directa a Odebrecht un contrato por casi 18.000 millones de pesos. Al año siguiente, recibió otro contrato por casi 2.000 millones de pesos.

Y, como publicó Hispanidad, también en 2014 hubo un intento de asalto a Repsol en México y uno de sus cabecillas fue Emilio Lozoya.

Al final, el que respira hondo es Borja Prado Eulate, que fue, precisamente, el que quiso ser presidente de Repsol cuando Pemex, con Lozoya al frente, quería comerse a la petrolera española.