• El dúo letal de los grandes almacenes: el ex fiscal de la Audiencia Moral de la Rosa y, sobre todo, el policía Fernández-Cernuda.
  • Cernuda impone el orden ante cualquier rebelión contra la autoridad vigente… incluida la autoridad vigente. Ni el presidente, Dimas Gimeno, consiguió echarle.
  • El ex fiscal presume de su influencia en la judicatura española.
  • Y los dos gallos del corral, Juan Hermoso y Florencio Lasaga, intentan atraerse a Cernuda.
  • Cernuda tendrá que declarar por las presuntas escuchas al teléfono de Óscar Areces.

La asesoría jurídica de El Corte Inglés está dirigida en este momento por Juan Moral de la Rosa, ex fiscal de la Audiencia Nacional. En 2010, Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional, le aparta de casi todo por motivos aún desconocidos por el gran público. Moral es cazador (el bello arte cinegético siempre ha estado vinculado a El Corte Inglés) y gran amigo de Juan Carlos Fernández-Cernuda, el temido jefe de Seguridad de los grandes almacenes. Precisamente, fue Cernuda quien le llevó a El Corte Inglés, mientras el ex fiscal presume ahora de su influencia en la judicatura española. No se creerán, pero las condiciones millonarias del sueldo de Juan Moral de la Rosa, en plena crisis de la empresa, levantaron muchas ampollas a nivel interno, sobre todo por el paquete de 600.000 euros de acciones que se le otorgaron, siendo un recién llegado. Hay empleados, directivos de la casa, que llevando cuarenta años, nunca podrán llegar a poseer tamaño paquete accionarial. Entre Moral, amigo de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y Cernuda, no hay quien tosa a El Corte Inglés. Pero Juan Moral de la Rosa no es el único fichaje dentro del grupo vinculado a la carrera judicial. Poco antes del fallecimiento de Isidoro Álvárez contrataron a José Luis González Armengol, juez decano de Madrid durante 10 años y hoy abogado mucho mejor pagado en la empresa que ahora preside Dimas Gimeno. Pero ni Moral ni Armengol son los únicos en nómina. Añadan al magistrado juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que lleva más de 15 años con un sueldo muy tentador como director de carreras en el CEURA (Centro de Estudios Universitarios Ramón Areces), la universidad para empleados de ECI. Casualidades del destino, Moreno es también íntimo amigo del jefe de Seguridad, Fernández-Cernuda. Y llegamos así al departamento de seguridad de la macroempresa, en el que mueve los hilos desde antaño Juan Carlos Fernández-Cernuda. Hace y deshace a su antojo sin que nadie le presente la más mínima oposición. Un detalle: cuando Dimas Gimeno accede al cargo de presidente, tras morir su tío, lo primero que pidió fue la cabeza de Cernuda. Pero Florencio Lasaga se opuso tajantemente, diciendo que Cernuda seguiría en su puesto mientras él estuviera al mando de la empresa. Lasaga es hoy el ejecutivo ajeno a la familia propietaria con más poder en El Corte Inglés. Se ha colocado en el Consejo, como Juan Hermoso y entre los dos libran una guerra paralela a la guerra civil familiar. Como hemos señalado, el ex fiscal Moral de la Rosa llegó a El Corte Inglés de la mano de Cernuda, pero no fue el único. Cernuda también metió en la empresa a Catalina Polan, una policía nacional que dejó el cuerpo para seguir sus pasos en los grandes almacenes. Fue también en 2010, un momento de crisis en la empresa y también para los empleados, que llevaban cuatro años con el sueldo congelado y sin ningún aliciente de ascensos y subidas. Cernuda favoreció a Catalina Polan, colocándola, por arriba, a la altura de Juan Moral de la Rosa -entraron al mismo tiempo- otorgándole la misma dote, otros 600.000 euros de acciones, y un cargo de directivo. Fuentes internas de la empresa se hacen eco del daño que eso provocó en la casa, no sólo económica sino moralmente. No conforme con el fichaje de Catalina Polan, Cernuda metió a su hermano como jefe de seguridad de todo el edificio de Compras en Tomás Bretón… y también al padre, en seguridad del almacén de Valdemoro. El hermano de Polan carecía de estudios, no tenía más que 20 años y le quedaba tan grande el puesto que era la vergüenza diaria para los ex policías que llevaban más de 30 años prestando servicio de seguridad a la empresa. No sólo eso. Nada más llegar como jefazo desaparecieron 65.000 euros de un cajero de Tomás Bretón pero no sólo no le costó el puesto, sino que fue premiado por no encontrar nunca al culpable. Ahora Cernuda tendrá que declarar en el juicio de Óscar Areces, que acusa a El Corte Inglés, entre otras cosas, de haberle vigilado el teléfono móvil. Eulogio López eulogio@hispanidad.com