En Hispanidad hemos publicado algunas broncas de los obispos de EEUU al actual presidente del país, Joe Biden, por declararse católico pero a la vez, con sus obras, contradecir ese supuesto catolicismo.

Y es que, a pesar de las continuas referencias a su fe católica, Biden ha expresado reiteradamente su apoyo a la agenda del aborto y la ideología de género, ambas totalmente contrarias a la doctrina de la Iglesia católica.

Pues bien: la última crítica de los obispos de EEUU a Biden tiene que ver con la política de este sobre los refugiados. Una política que tampoco es precisamente católica…

Y es que Biden va a mantener el bloqueo a la recepción de refugiados. Va a aceptar solo 15.000 refugiados este año, y probablemente sean menos. Y los obispos católicos lo han denunciado,  recoge Religión en Libertad.

El viernes 16 de abril se informó que el gobierno de Biden no aumentará el límite de admisiones de refugiados durante el resto del año fiscal 2021. El límite actual de 15.000 refugiados, que se reubicarán este año en Estados Unidos, es el más bajo registrado. De hecho, Estados Unidos ha aceptado solo 2.050 refugiados en el año fiscal actual, según el Comité Internacional de Rescate.

En febrero, el presidente Biden prometió aumentar el límite de refugiados a 62.500 y antes, en noviembre, ante el Servicio Jesuita a Refugiados, habló de elevar el límite a 125.000. Nada de eso se va a cumplir, al menos en su primer año.

“El número de refugiados que serán bienvenidos este año es muy inferior a lo que podemos hacer como país y no es una respuesta adecuada a la inmensa necesidad de reubicación”, declaró este lunes Mario Dorsonville, obispo auxiliar de Washington DC y presidente del Comité de Migraciones del Episcopado estadounidense (USCCB).

El Compendio de Doctrina Social de la Iglesia de 2005, en su párrafo 505, habla sobre los refugiados al hablar de las víctimas de guerras: "Una categoría especial de víctimas de la guerra son los refugiados, que a causa de los combates se ven obligados a huir de los lugares donde viven habitualmente, hasta encontrar protección en países diferentes de donde nacieron. La Iglesia muestra por ellos un especial cuidado, no sólo con la presencia pastoral y el socorro material, sino también con el compromiso de defender su dignidad humana. La solicitud por los refugiados nos debe estimular a reafirmar y subrayar los derechos humanos, universalmente reconocidos, y a pedir que también para ellos sean efectivamente aplicados".