DIA ha vivido una extraordinaria jornada bursátil este jueves, pues sus acciones se ha llegado a disparar más de un 101% al cerrar la ampliación de capital de 605,5 millones de euros, aunque al final de la sesión, ha rebajado el alza al 39%. La reacción entusiasta parece lógica y más teniendo en cuenta su elevada depreciación desde la entrada del magnate ruso Mikhail Fridman en su accionariado: entonces la cotización estaba en 6 euros y ahora se sitúa en 0,189 euros, un 97% inferior. Sin embargo, los problemas no han desaparecido y la agonía continuará.

La visibilidad del negocio es muy limitada, según los analistas del Banco Sabadell, y así se pudo ver en sus últimos resultados: registró pérdidas de 504,3 millones de euros, una deuda financiera neta de 1.854,5 millones y menores ventas (5.082,9 millones) en los nueve primeros meses del año. Estos analistas también parecen que dudan del Plan de Transformación a cinco años, del que solo se conocen las grandes líneas de actuación pero no los objetivos a medio plazo (aunque en su opinión, inicialmente se destruirá caja y no habrá dividendos).

Tras la ampliación de capital, Fridman ha elevado su participación al 74,82%, aunque anunció que sólo suscribiría un 69,7%, o sea, que seguirá manteniendo el control. Y es que tan sólo se ha adjudicado el 25,95% del segundo tramo de la ampliación, y en el periodo discrecional, entre inversores institucionales. Este último porcentaje equivale a 48,5 millones, por tanto, una mínima parte de los 605,5 millones de la ampliación.