En Danone las aguas han estado bastante revueltas en los últimos meses y a más de uno se le ha indigestado el yogur: como saben, los fondos activistas Bluebell y Artisan ganaron, logrando que Emmanuel Faber dejara de ser CEO el 2 de marzo y trece días después también la presidencia. Ahora han empezado los despidos, que anunció el pasado noviembre: en concreto, 1.850 en oficinas centrales y locales, pero sin llegar al máximo previsto (2.000, lo que representaba el 2% de su plantilla, que en total asciende a más de 100.000 personas en 55 países, y que igualaba a la que tiene sólo en nuestro país).

De este ajuste, el 8,6% se producirá en España y en Portugal y equivale a 160 empleados. En nuestro país, Danone emplea a más de 2.000 personas y en el vecino, a 160. Por tanto, los despidos en la Península Ibérica equivaldrían a eliminar su plantilla lusa y representan el 7,4% del total de trabajadores en esta zona.

La empresa francesa de productos lácteos, agua y nutrición especializada también eliminará 458 empleos en su sede central, que está situada en París. Este ajuste forma parte del proyecto ‘Local First’ (lo local primero), se dialogará con los sindicatos y costará unos 1.400 millones. De esta forma pretende reducir los costes en 1.000 millones los próximos tres años, pero también quiere simplificar el modelo operativo de sus tres negocios, agilizar la toma de decisiones operativas, y crear una plataforma de análisis de datos, digitalización y mayor innovación. Todo ello para lograr una mayor agilidad para atender la demanda de consumidores y clientes, volver a un crecimiento rentable, un margen operativo superior al 15% desde 2022, recuperar cuota de mercado y volumen de ventas (bajaron un 6,6% en 2020).