Más de un año después seguimos sin saber prácticamente nada sobre el coronavirus. Nadie sabe explicar por qué de cuatro personas que conviven en una misma casa, tres dan positivo y una no, o por qué hay asintomáticos y otros que pierden la vida. Tampoco ha quedado demostrado que mayores restricciones significan menos incidencia.

Algo está cambiando, sin embargo, en la percepción del Covid y el mensaje se puede resumir así: por mucho que se restrinja la libertad, el coronavirus sigue su propio camino. Conclusión: al virus hay que matarlo, no esquivarlo.

Isabel Díaz Ayuso lo tiene claro: “La situación de la pandemia en la Comunidad de Madrid, como en otras muchas, va oscilando. Normalmente este virus se comporta con ocho semanas de subida y ocho de bajada”, afirmó en una entrevista en EsRadio, el 30 de marzo.

Repitan conmigo, señores ministros: conculcar las libertades no cura el Covid pero destroza la libertad y nos arruina

En definitiva, no hay que encerrar a la gente en sus casas ni prohibir que se mueva libremente por España. Al virus hay que matarlo, no esquivarlo.

Y por hacer propaganda, la vicepresidenta primera Carmen Calvo ha caído en la trampa. Aseguró en Teruel, justo al lado del ministro Grande-Marlaska, quien se niega a dimitir tras la bofetada judicial en el caso Pérez de los Cobos, que ahora España está menos afectada por el Covid que otros países europeos pero la prensa no lo cuenta. No esta mal, por vía indirecta, esta es la primera vez que un miembro del Gobierno Sánchez reconoce que España fue, durante la primera y más terrible ola de coronavirus, el país europeo con más muertos, a pesar de imponer el confinamiento más duro a sus ciudadanos.

Ahora que las restricciones de libertades son menos duras en España que en otros países, son esos otros países, como Francia, los que sufren más el virus y con peores consecuencias.

Repitan conmigo, señores ministros: conculcar las libertades no cura el Covid pero destroza la libertad y nos arruina.