Coca-Cola European Partners (CCEP) ha vuelto, tristemente, a las andadas en España. Y es que ha anunciado el cierre de la planta embotelladora de Málaga, un inadecuado regalo para una fábrica que cumple 60 años el próximo noviembre, y que hace peligrar 217 empleos: los 77 fijos y los 140 temporales que refuerzan la campaña estival entre los meses de marzo y septiembre, según Diario Sur.

La intención de la ‘megaembotelladora’ europea que preside la española Sol Daurella es iniciar un proceso de consulta con los representantes de los empleados en cuanto se constituya la mesa de negociación a partir de la próxima semana. El comité de empresa espera que entre prejubilaciones y traslados a la fábrica de La Rinconada (Sevilla) se eviten despidos forzosos de los 77 empleados fijos. Sin embargo, no hay que olvidar a los 140 temporales ni los efectos sobre la actividad indirecta que dicha planta genera en la provincia de Málaga, desde logística hasta suministros. El secretario general de CCOO en Málaga, Fernando Cubillos, ha lamentado el cierre porque “mueve una cantidad muy importante de dinero en la provincia” y porque se enmarca en un proceso de desindustrialización que “nos ha hecho pasar en diez años de un 8% de peso industrial en el PIB malagueño al 6%”.

La planta de Málaga ya había sufrido ajuste de empleo en los últimos años: en 2014 tenía 140 trabajadores fijos, ahora 77. Actualmente estaba centrada en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) 

Coca-Cola y bares

La ‘megaembotelladora’ europea defiende su apuesta por fábricas más modernas y grandes, algo que no salvó la de Fuenlabrada hace unos años pese a tener esas características. “En el entorno actual tenemos que asegurar que contamos con fábricas innovadoras tecnológicamente, más grandes, que sean capaces de producir todo el portfolio de productos”, ha señalado CCEP. La planta de Málaga ya había sufrido un ajuste de empleo en los últimos años (en 2014 tenía 140 trabajadores) y actualmente estaba centrada en el canal Horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías) y el cierre supone un cierto contraste con la campaña publicitaria lanzada por la multinacional de Atlanta en apoyo de los bares con el eslogan: “Volveremos para apreciar nuestros bares”. 

Parece que estamos ante una pequeña repetición del ERE de 2014, cuando CCEP cerró cuatro plantas (Fuenlabrada, Colloto, Palma de Mallorca y Alicante) y lanzó un ERE a pesar de los beneficios

Desde CCOO de Andalucía, se defenderá el mantenimiento del empleo, y como ha recogido EFE, se señala que “no puede ser que una empresa, que en el ejercicio 2019 obtuvo sus mejores resultados económicos, quiera aprovechar una coyuntura como esta para despedir a su plantilla e incrementar aún más su margen de beneficio, a costa de una factura para la provincia de Málaga y para toda Andalucía muy cara, como es la destrucción de empleo industrial”. Parece que estamos ante una pequeña repetición del ERE de 2014, cuando CCEP cerró cuatro plantas (Fuenlabrada, Colloto, Palma de Mallorca y Alicante) y lanzó un ERE a pesar de los beneficios, un asunto que provocó un largo conflicto laboral y que finalmente se cerró vía prejubilaciones. Recuerden que el desmantelamiento de Fuenlabrada fue más una cuestión política, pues no había razones económicas que justificaran la deslocalización de la producción de Madrid a otras zonas como Barcelona, Valencia o Sevilla, disparando los costes de transporte.

Actualmente, la planta de Sevilla es la más grande de CCEP en toda Europa y es cierto que produce mucho más que la de Málaga: 130 millones de cajas frente a 20 millones el año pasado. Sin embargo, conviene recordar que España es una de las mejores franquicias de Coca-Cola y aunque ahora el coronavirus y el confinamiento haya lastrado las cifras (las ventas cayeron un 28,5% en el primer semestre, sobre todo por el desplome del 48% entre abril y junio), debería apostar por no maltratarnos laboralmente. Parece que no sirve de nada que la española Sol Daurella presida CCEP y que el director global de Marketing de la multinacional de Atlanta sea el español Manuel Arroyo. Y ojo, porque el cierre de Málaga ha sembrado dudas en la plantilla ante el posible cierre de otras plantas como la de La Coruña o Bilbao, según Murcia Economía