El Congreso argentino aprobó el aborto y si ahora el Senado lo ratifica, Argentina habrá entrado en la geografía negra del aborto mundial. El presidente, Mauricio Macri, habrá conseguido el estatus de modernidad internacional. A costa de sacrificios humanos, ciertamente, pero esos son efectos colaterales que no pueden evitarse.   

El diario El País, uno de los paladines de la muerte de inocentes, lo resume así: “Es la gran ola feminista que está abriendo Argentina a la modernidad”. Es decir, el derechista y capitalista Mauricio Macri ya es un estadista moderno, al que abrirán las puertas de todas las cancillerías europeas. Sinceramente, me quedo con la majadera de Cristina Fernández de Kirchner: los peronistas no santificaron la muerte del ser más inocente y más indefenso.

Si el Senado confirma el jueves negro para la vida, Argentina entrará en la geografía negra del aborto mundial

Y la precitada frase resulta bella e instructiva porque demuestra qué cosa es, en realidad, el feminismo: una matanza de inocentes nonatos. El machismo mata, aseguran las feministas. El feminismo, en forma de aborto, también. Y mata a muchos más. Para entendernos: feminismo es igual a aborto. Ya sé que no resulta un gran descubrimiento pero convenía destacarlo.

En cualquier caso, lo que mejor resume la situación del derecho a la vida, el primero de todos los derechos, es el eslogan provida de los argentinos: legal o ilegal el aborto mata igual. En efecto, lo que importa no es que el Congreso argentino apruebe el aborto. De hecho, ya hay abortos todos los días. Lo que importa es que el aborto es la muerte de la persona más inocente y más indefensa de todas: el concebido y no nacido. Muerte forzada e inducida por su propia madre. Lo que importa no son las leyes abortistas sino la tragedia cotidiana de la “interrupción voluntaria del embarazo”. Siendo voluntaria...

Es la gran ola feminista que está abriendo Argentina a la modernidad. Es decir: feminismo igual a aborto

De hecho, el aborto químico ya es legal en Argentina y mucho más numeroso que el quirúrgico, que es del que hablamos ahora. Y sea legal o ilegal… mata igual. No, el problema es que, al convertirse en legal se le está otorgando el estatuto de modernidad… ¡a la eliminación de seres humanos! El Gobierno que permite eso, es decir, que lo promociona, queda marcado en toda su política como defensor del homicidio. Yo, al menos no me fiaría de él ni un adarme. Me quedo con los peronistas.

Argentina hoy, como España desde 1985, está podrida.