Aramco ha reducido su beneficio neto un 48,6%, hasta 30.021 millones de euros, en los nueve primeros meses por la pandemia del coronavirus y la volatilidad que ha causado en los precios del petróleo. Sin embargo, esto no lo notarán los accionistas (principalmente, el Estado saudí, que controla el 98% del capital), porque se ha elevado un 40% el dividendo correspondiente al tercer trimestre.

Es cierto que el desplome de ganancias de la petrolera saudí se ha suavizado, pues ha ganado 10.108 millones entre julio y septiembre, lo que supone un 44,6% menos que hace un año, y una caída inferior a la registrada en el segundo trimestre (-73,4%). “Observamos señales tempranas de recuperación en el tercer trimestre debido a la mejora de la actividad económica, a pesar de los vientos en contra que enfrentan los mercados energéticos globales”, ha señalado el presidente y CEO de Aramco, Amin Nasser, que subrayó el compromiso con el valor para los accionistas (o sea, para el Estado saudí, claro está).

La petrolera saudí, que también es la más grande del mundo, ha tenido unos ingresos de 140.886 millones entre enero y septiembre, frente a los 210.687 millones de hace un año. De esta cifra, 52.090 millones corresponden al tercer trimestre, en comparación con los 69.420 millones del mismo periodo de 2019.