Comenzó la legislatura y SM el Rey Felipe VI acudió al congreso a pronunciar le discurso de inicio. Nunca se vieron dos salvas de aplausos tan prolongadas, tanto antes del discurso como a su término. Es más, el propio Monarca se vio obligado a expresar con gestos que quería comenzar a hablar-.

¿Quizás es que se había despertado el entusiasmo entre la izquierda gobernante? No por cierto, lo que pasa es que los 52 diputado de Vox tenían la consigna de no deja de aplaudir para forzar así el aplauso interminable de socialistas y populares. Y lo consiguieron: si alguien continúa aplaudiendo a tu lado te sientes incómodo si tú dejas de aplaudir. Abascal no dejaba de chocar las manos a un metro de Aitor Esteban empeñado en recoger sus extremidades a la altura de la alta pierna.

Pero se trataba de aplausos forzados. Y más de un diputado de Vox se hinchó reír ese día.

Al tiempo, los separatistas montaron su numerito, pero eso era lo esperable. Lo menos esperable es que la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, un día después, asegurara que al Gobierno le parece bien que los separatistas se ausenten cuando viene SM el Rey. Señá Montero: cobran por representar a todos los españoles dado que las leyes que aprueban obligan a todos los españoles no sólo a los de su circunscripción. Por tanto, afearle la estancia al Jefe del Estado, del Estado español, no debería parecerle bien.