Las elecciones del 14-F en Cataluña han estado marcadas por la pandemia de coronavirus y por una caída histórica de la participación hasta el 53,5%, la más baja de la democracia en esta comunidad, y 22 puntos menor a la de la convocatoria anterior, en diciembre de 2017.

Así las cosas, el conjunto de las tres formaciones -ERC, JxCat y la CUP- aglutinan en torno a 1,3 millones de papeletas, lo que supone el 51,6% del total de votos. Por su parte, el resto de formaciones no independentistas suma el restante 48,4%, con 1,26 millones de votos a su favor.

Como es la primera vez que eso ocurre, los separatistas se han apresurado a pedir la independencia de Cataluña. Por ejemplo, el líder de ERC, Oriol Junqueras, dio por hecho ayer noche que su partido tendrá la presidencia de la Generalitat "por primera vez en 80 años" y ha afirmado que, con un 50 % de votos independentistas, hay que "culminar la república catalana".

Por su parte, el candidato republicano, Pere Aragonès, ha anunciado que defenderá su investidura y que desea un "gobierno amplio" de todas los partidos favorables a la autodeterminación y la "amnistía". Aprovechó su comparecencia para pedir al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, negociar una salida al "conflicto político" entre Cataluña y el Estado: ”Este país inicia una nueva etapa, tenemos una fuerza inmensa para conseguir la amnistía y la autodeterminación, una fuerza inmensa para conseguir el referéndum y conseguir la república catalana. Quiero mandar un mensaje a Pedro Sánchez y el estado español: Es la hora de resolver el conflicto, de sentarse y ver cómo resolvemos esto, sin represión".  

Asimismo, la candidata de JxCat, Laura Borràs, ha restado importancia a perder la hegemonía del espacio secesionista y ha puesto en valor los resultados del conjunto del soberanismo, que se tiene que "entender" para avanzar "decididamente" hacia la independencia. Prometió en campaña que si el independentismo sumaba más del 50% de los votos, reactivaría la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) de 2017. "La ciudadanía es tozuda, el independentismo resiste y ha dado un mensaje muy claro, de unidad, de que nos tenemos que entender" para ser "capaces de avanzar juntos", ha dicho, para añadir: "Cataluña es mas independentista que nunca y tenemos que ir más lejos que nunca". En la misma línea se ha manifestado Carles Puigdemont, que ha avisado al Estado de que le será "imposible hacer política sin hablar de independencia”.

Apenas 1 de cada 4 catalanes se ha movilizado para votar separatismo, lo que contrasta con el 37,6% de 2017, o con el 35’8% de las famosas “plebiscitarias” de 2015. Un auténtico desastre

Sin embargo, según recoge Dolca Catalunya, si se suma el porcentaje de votos de las fuerzas separatistas con representación en el parlamento (ERC+JxC+CUP) no llegan al 48,2%. Y sólo alcanzan el 51,6% si se suman los votos de los partidos extraparlamentarios (que no han conseguido representación), como el PedeCat, PNC, MPIC, FNC y PCTC.

Además, el porcentaje del censo que ha votado separatismo sólo ha sido el 27,6%. Y eso sumando los votos de todos los partidos, también los extraparlamentarios. Es decir, apenas 1 de cada 4 catalanes se ha movilizado para votar separatismo, lo que contrasta con el 37,6% de 2017, o con el 35’8% de las famosas “plebiscitarias” de 2015. Un auténtico desastre. Y lo que es más gordo: solo en 1980 el nacionalismo había tenido tan pocos votos sobre el censo (23,9%), según añade Dolca Catalunya.

Pero es que además resulta que el partido más votado, por 2ª legislatura consecutiva, vuelve a ser un partido no abiertamente independentista: esta vez el PSC, y en 2017 Ciudadanos.