Sr. Director:

Poca información trasciende respecto de este selecto club, del cual se dice que es el gobierno mundial en la sombra, una de las ‘organizaciones secretas que dirigen el planeta; algunos que dicen de sí mismos estar bien informados, añaden que nadie ha llegado a ocupar puestos importantes en ninguna parte, sin haber sido previamente miembro de este foro y sin su visto bueno. Este foro anual, al que asisten las personas más influyentes del mundo, siempre mediante invitación, se celebra en hoteles y a puerta cerrada.

Son muchos los que dicen que el Grupo Bildelberg, es una entidad que se entromete en la vida de las naciones, y de los gobiernos occidentales -y no occidentales- y que ha participado de forma determinante en muchos de los grandes acontecimientos históricos de las últimas décadas.

Quienes forman parte del Club de Bildelberg de manera permanente pertenecen al establishment económico, político, cultural y militar, servicios de espionaje internacionales, etc. Y los que son invitados a formar parte del club de forma transitoria, dependerá del prestigio y la importancia que éstos posean o se les otorgue, y la afinidad que tengan con los planes del diseño y la ingeniería global del Club Bildelberg.

Entre las muchas responsabilidades del Club Bilderberg está la divulgación e implantación del feminismo de género, en Europa y en el Tercer Mundo, y como consecuencia de ello las políticas emprendidas por los diversos gobiernos para la desestructuración de las familias, el control de la población y la desestabilización de las sociedades, enfrentadas en guerras de sexos, así como la erradicación de las culturas locales de los países pobres, en especial los de África y Asia.

El Club Bilderberg echó a andar en 1954, con la intención de influir lo más posible en Europa Occidental y en el resto del mundo, para lo cual procuran contar con la colaboración de prominentes líderes políticos, tecnócratas, jefes militares y empresarios europeos occidentales, a los cuales, con anterioridad, el club les da su aprobación para ocupar y permanecer en puestos de relevancia.

Por poner un ejemplo: Emmanuel Macron asistió a la conferencia Bilderberg en 2014 y, posteriormente, se transformó en ministro de Hollande y, después, en presidente de Francia.

Son muchas las “fuentes bien informadas” que afirman que, en la Conferencia de Mont Tremblandt, Quebec, Canadá, Juan Carlos de Borbón fue seleccionado por el Club como futuro rey de España. Los representantes de Bilderberg influyeron decididamente en la voluntad de Francisco Franco para que acabara proclamando a Juan Carlos como su sucesor en 1969. El 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos fue coronado Rey de España… Expertos, estudiosos del Club de Bildelberg aseguran que, detrás de la abdicación de Juan Carlos en 2014 también estuvo el Club de Bilderberg.

Manuel Fraga Iribarne, exministro franquista, embajador en Londres (1973-1975) y vicepresidente del gobierno de Arias Navarro asistió a la reunión de 1977 del Club de Bildelberg realizada en Toquay, Inglaterra. Fue como líder de Alianza Popular (nombre del PP antes de la refundación emprendida por José María Aznar). A ese mismo encuentro, fue invitado el entonces presidente del PSOE, Felipe González; pero no asistió. Por entonces, la llamada refundación del PSOE se estaba llevando a cabo, siguiendo las directrices de la CIA.

En mayo de 1982, España ingresa formalmente a la OTAN durante la presidencia de Leopoldo Calvo Sotelo (sucesor de Adolfo Suárez en el puesto), el cual acompañó al mencionado Fraga Iribarne a encuentros del Club de Bildelberg.

Pese a no asistir en 1977, Felipe González acabó siendo admitido por el Club Bilderberg. Luego llegaría a la presidencia de España (meses después del “golpe de estado”) en 1982. En 1986, Felipe González llevaría a cabo el referéndum para integrar a España en la OTAN, siguiendo las directrices del Club. En 1997, José María Aznar, otro invitado al Club, integró militarmente plenamente a España en la OTAN.

El siguiente invitado, en 2010, sería Rodríguez Zapatero para participar en la reunión del Club Bilderberg realizada en Sitges, España. Durante su presidencia aplicó medidas “sugeridas” por el Club, pero no gustó del todo a los amos del mundo.

En 2012, en Chantilly, Virginia, EEUU, fue invitada la vicepresidente Soraya Sáenz de Santamaría. Las instrucciones que le fueron dadas, son las que viene aplicando Rajoy, alineándose claramente con el llamado “globalismo”.

Pedro Sánchez fue llamado a acudir al Club en el encuentro en Austria en 2015 pero tampoco convenció del todo. Sus entendederas y su ego elevado le impidieron comprender la real organización y funcionalidad del Poder Internacional.

Y… llegamos a 2017 y al “emergente” Albert Rivera, que fue convocado para ser examinado en el Club en la conferencia en Chantilly, Virgina, EE.UU.

¿Y por qué llama el Club de Bildelberg a Albert Rivera y no llama a Santiago Abascal?

Pues, muy sencillo, Albert Rivera representa los intereses de las clases dominantes, del globalismo. Aunque se nos presente como el representante de una nueva fórmula de hacer política, no deja de ser una estafa, un fraude, pues el Club Bilderberg tratará por todos los medios a su alcance que en España haya una nueva forma de hacer las cosas en política. Albert Rivera, el guaperas que toda mujer desearía tener como yerno, y previamente novio de su hija, es retórica vacía, eso sí con un envoltorio más llamativo y lozano, que el que representan el PP y el PSOE en la actualidad. Por supuesto, para encandilar al personal Albert Rivera se ha rodeado de “gente guapa”, la “beautifull people”, de gente como Inés Arrimadas, Villacís, etc. que le sirven de floreros (algunos malintencionados dicen lo mismo de la nueva reina, Doña Letizia).

Cuando uno tiene la feliz ocurrencia de acercarse a la Historia de España de los últimos siglos, para estudiar la política española y a sus “políticos”, acaba observando poco más o menos que la nación española está subyugada como si fuera una mula, atada a una noria dando vueltas y más vueltas, sin poder avanzar, siempre caminando sobre el mismo terreno, siempre tropezando en las mismas piedras. Da la impresión de que los españoles estamos amarrados a los mismos “problemas” desde hace más de un siglo; cada cierto tiempo vuelven a reabrirse los mismos debates…

Tras la muerte del general Franco se produjo la resurrección del “turnismo”, a la manera del régimen político existente tras la restauración de la monarquía española a finales del siglo XIX. Para los que no lo sepan, o lo hayan olvidado, en aquel régimen dos partidos se turnaban en el poder, a cada mandato de un partido le sucedía un gobierno del otro. De esta forma, aunque se dejaba fuera a las minorías carlista y republicana, se garantizaba una importante estabilidad, que se tradujo en la larga duración del régimen. El régimen nacido de la llamada “transición”, el del consenso, el de la Constitución de 1978, de facto instituyó una forma muy similar de “turnismo”, basado en el bipartidismo.

Transcurridas más de tres décadas, el continuo deterioro del bipartidismo español, alternándose en el poder el PP y el PSOE, debido fundamentalmente a multitud de casos de corrupción; todo ello agravado por la crisis económica, condujo a las elites españolas e internacionales (el Club de Bilderlberg) a buscar una alternativa… y ahí les estaba esperando Albert Rivera.

Lo primero que se hizo fue lanzar Ciutadans en Cataluña, para lo cual Albert Rivera contó con la entusiasta colaboración de la Caixa, el Banco Sabadell y Gas Natural. Después del éxito conseguido en Cataluña, llegó el momento de trasladarlo al resto de España. Para ello se contó con el apoyo financiero del Ibex 35. Todos los medios de información y creadores de opinión se pusieron manos a la obra: Tele 5, Antena 3, TVE, todas las televisiones y radios se dedicaron a pasearlo hasta el hartazgo, estuvo a su servicio hasta Federico Jiménez Losantos.

¿Y qué representan Albert Rivera y su partido, Ciudadanos? Pues, ni más ni menos que la socialdemocracia cubierta con una ligera toga de liberalismo, todo ello aderezado con feminismo de género y homosexualismo. Ciudadanos es más de lo mismo, intervencionismo en lo económico, con el “consenso” por bandera que conducirá a más y más impuestos, más y más burocracia, más y más deuda pública… y menos economía de mercado. Y en lo que respecta a la política, nada de nada respecto a profundizar en la democracia liberal, en la separación de poderes, en acabar con la corrupción, y la oligarquía y el caciquismo como forma de gobierno. Por supuesto, respecto de hincarle el diente al “estado de las autonomías”, darlo por fracasado y recentralizar las competencias que nunca debieron haberse transferido a los gobiernos regionales, nada de nada… Muy al contrario, ha pactado con el PSOE y el PP y quienes quieren romper España, emprender una reforma de la Constitución para concederles más privilegios a los separatistas, para evitar que se enfurezcan.

Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, es un partido también, proabortista, partidario de los llamados “vientres de alquiler”; también favorable a las políticas encaminadas a destruir la institución familiar, es por ello que se opone a la custodia compartida de los menores tras el divorcio y apoye de manera entusiasta, y aplauda a rabiar, toda la legislación que se ha ido aprobando en España al dictado del lobby feminista de género. Todo ello, y otras perversidades más, es el partido de Albert Rivera; por eso ha sido invitado por el Club de Bildelberg a sus reuniones en los últimos años.

Por ello nunca invitarán a Santiago Abascal, pues representa todo lo contrario, todo aquello que, una gran parte de los españoles considera cuestiones irrenunciables: la defensa del derecho a la vida, y a la libertad, la defensa de la economía de mercado, la defensa de la unidad de España, para que todos los españoles, sin excepción tengamos los mismos derechos y obligaciones, independientemente de donde nazcamos o vivamos, la defensa de la democracia liberal con estricta separación de poderes. Por ello VOX es el único partido político que está exigiendo que se recupere la legalidad en Cataluña, que se detenga, enjuicie y castigue a los separatistas, que se ilegalicen sus organizaciones, que se intervengan sus medios de información y se recentralicen las competencias de educación, sanidad, justicia, para recuperar el estado unitario.

Por ello, Santiago Abascal nunca será invitado a las reuniones del Club de Bildelbeg.