Sr. Director:      

Nunca hay que alegrarse de las desgracias ajenas, pero en este caso voy a hacer una excepción. Podemos va camino del desguace… Los cinco millones de votos no van a volver a verlos ni en sueños. El proceso de desintegración del partido es lento, pero seguro.

Todo el sistema de confluencias, de partidos adheridos, de unión de diversos partidos de izquierdas, etc., lleva camino de acabar a tortas, en la mejor tradición del rojerío hispánico.

Los dos extremos, de la derecha y de la izquierda, siempre han actuado igual: enemistades, odios “fraternales”, depuraciones, navajazos por la espalda, etc. ¡Y menos mal que todavía no han puesto en funcionamiento las checas, pero todo llegará, al paso que vamos!

Los nuevos “marqueses de Galapagar” han dado un bofetón en plena cara a todos y cada uno de sus afiliados, adscritos (que no sé qué es eso), simpatizantes y votantes.

No se puede hacer lo contrario de lo que se predica. Hablar de la casta política, de quienes viven por encima de los demás, etc., cuando en realidad es a lo que uno –o más bien dos, Irene y Pablo- aspiraban, y en cuanto ha surgido la oportunidad, se han puesto el mundo por montera, y nunca mejor dicho, y han hecho exactamente lo contrario de lo que predicaban… para los demás.

Ocho guardias civiles y policías nacionales están destinados a cuidar la dacha del nuevo miembro de la nomenclatura neocomunista de España, del Lenin español, un hombre con estudios, pero sin oficio ni beneficio, pues ya fue cesado hace años como profesor interino de la Universidad Complutenses, y ahora es un politicastro profesional, e Irene, también politicastra profesional, es la antigua cajera de un centro comercial, durante un solo año de su vida, que tampoco hay que matarse a trabajar, que para eso están los obreros.

Izquierdistas en público, y burgueses en la intimidad, una clase social que abunda mucho en España, tanto en los partidos de izquierdas como en las universidades públicas.

Pablo, el ególatra, ha colocado de número dos del partido a su particular Elena, y ésta es quien realmente lleva la voz cantante, pues el chepas bastante tiene con admirarse a sí mismo, pensando que es el pollo más guapo del corral, y el que mejor folla a las gallinas, porque es feminista.

Un partido con un núcleo duro de gente joven, primero amigos, y después compañeros, faltos de experiencia, pero llenos de ilusión, y con muchas ganas de cambiar las cosas, ha pasado en pocos años a ser un partido dictatorial, al estilo del partido comunista de la antigua URSS, en sus años más duros.

De la amistad se ha pasado a la enemistad, y del folleteo fácil a dejar de hablarse, sobre todo cuándo algunas “di-puta-das” han visto como su amado líder ha preferido retozar y tener hijos con otra…

Como decía al principio, no me entristece, en absoluto, esta situación de Podemos. Creo es buena para España, para que las cosas se vayan centrado, y el PSOE deje de ser un partido de tontos útiles, al servicio del pequeño y chepudo timonel.

Podemos va a ser Pudimos…