Sr. Director:

El Senado de los EE. UU. confirmó a su diplomática principal ante las Naciones Unidas, Kelly Knight Craft. Ella enfrenta ahora varios desafíos importantes si ha de tener éxito en ejecutar la agenda internacional provida del presidente Trump.

El cambiante escenario de los derechos humanos internacionales amenaza al niño por nacer. Los expertos de la ONU, cuyo trabajo es defender los derechos de los más débiles y vulnerables, han puesto patas arriba el sistema de los derechos humanos. El año pasado, el principal organismo encargado de monitorear tratados, el Comité de Derechos Humanos, anunció que interpreta que el “derecho a la vida” incluye un derecho al aborto. La nueva embajadora USUN necesitará meter en cintura a los expertos desbandados, rechazando públicamente tales interpretaciones e insistiendo en que los expertos se remitan a sus mandatos.

La anterior embajadora USUN anunció que los EE. UU. se retirarían del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, diciendo que era un ambiente “tóxico”. Al mismo tiempo, dijo que los EE. UU. asumirían el manto de los derechos humanos en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero esto podría tener el efecto de propagar la toxicidad existente en los organismos de derechos humanos de la ONU al Consejo de Seguridad –particularmente, a su trabajo sobre la mujer, la paz y la seguridad– y simultáneamente fallar en atacar el problema en su origen.

La ley humanitaria internacional –en otras palabras, las leyes de la guerra– se ha convertido en el nuevo campo de batalla para el debate político sobre el aborto. Dos resoluciones humanitarias anuales, en la Asamblea General y en el Consejo Económico y social, han evidenciado profundas divisiones a propósito del lenguaje de “salud sexual y reproductiva”. La diplomática Kelly Knight Craft lo va a tener difícil si pretende ejecutar la agenda internacional provida del presidente Trump.