Sr. Director:

Raúl Castro sucedió a Fidel sin que nadie apreciara, ni dentro ni fuera de Cuba, un cambio significativo. De hecho, la presencia del carismático líder revolucionario siguió dominando la escena política hasta el día de su muerte.

Tras dos años sin Fidel, el régimen enarbola la bandera de la sucesión. No es una sorpresa que el castrismo no vaya a permitir una apertura a la democracia representativa y liberal, ni a un régimen plural de partidos. Sin embargo, tampoco es un dato baladí que por primera vez va a acceder a la cúspide del castrismo alguien que no acompañó a Fidel en su aventura. Y es que “el castrismo seguirá siendo el guardián del presente más inmediato, pero no podrá mantenerse eternamente frente a las aspiraciones de libertad y justicia de una gran parte del pueblo cubano”.