La creatividad humana no tiene límites. Esta vez toca directamente al tan de moda buen gobierno corporativo de las empresas, que fomenta las buenas prácticas y la ética en las compañías. Uno de sus ejemplos más llamativos, la cerdita Lilou, mascota del aeropuerto de San Francisco, una ciudad muy inclusiva. 
Su labor es hacer más llevaderas las esperas y los miedos  de los pasajeros que se estresan a la hora de volar.  No te lo tomes a mal, Lilou, pero creo que prefiero... ¡hasta Ryanair!

Dice Tatyana Danilova la “madre humana” de Lilou que “a algunos les hace recordar momentos de cuando eran pequeños, mientras otros nunca han visto un cerdo en la vida real, y se emocionan al entender lo inteligente y educada que es LiLou. ¡Hay quien nos cuentan que no podrá volver a comer cerdo nunca!!"

"Además de ayudar con la ansiedad, también educamos a la gente acerca de los cerdos. Mostramos que son limpios, cariñosos e inteligentes", explica Tatyana. "LiLou es muy lista, más que los perros o los gatos. Está probado científicamente que los cerdos tienen la inteligencia de un niño de dos años, -a mí visto lo visto, me parece que puede ser más inteligente incluso, que muchos adultos- así que su personalidad se parece mucho a la de un bebé humano. Además, es una chica muy dulce y bien educada, con una curiosidad natural y una personalidad muy social", cuenta esta amante de los animales.

Lilou, la cerdita terapeuta

Y, como, al fin y al cabo, es una chica, pues es muy coqueta. Lleva hasta las uñitas de sus pezuñitas pintadas de rojo. Detalle importante de inclusión feminista. Y lo del Tutú no digamos.

Además, LiLou, tiene página de Instagram o de Facebook, donde anuncia su agitado calendario de voluntariado. Es toda una ‘influencer’ solo la falta hablar y recomendarnos qué podemos ponernos… Tiempo al tiempo.