Según un informe de Acción contra el Hambre, los insectos son ricos en nutrientes y más resistente a los choques climáticos que otros alimentos, producen una pequeña fracción de los gases de efecto invernadero del ganado y podrían desempeñar un importante papel en la lucha contra la desnutrición. Vaya guasa que tiene el informe…¿Cuántos insectos habría que comer para que realmente estuviéramos bien alimentados? Y en el caso de las personas con desnutrición, ¿la ración sería doble, o triple…? No me queda nada claro.

Sigamos con el informe en cuestión. En muchos países comer insectos forma parte de la dieta básica. La entomofagia se ha practicado durante milenios y actualmente más de una cuarta parte de la población mundial (2000 millones de personas) consume insectos como parte de su dieta. “Aunque en España no se consumen de manera común, en muchos países suponen una importante fuente de proteínas”, señala Amador Gómez, director técnico de Acción contra el Hambre. “Debería producirse un cambio cultural drástico para que en España incorporáramos los insectos a nuestra dieta, pero los beneficios para el planeta son obvios”. Y tan drástico, en un lado el equipo formado por el escarabajo pelotero, la oruga, la termita y el gorgojo. Y en el otro, la ternera, el cordero y el bacalao. Me resulta un combate muy desigual.

La ong continúa con su argumentario. “Se necesitan 15 000 litros de agua y 8 kg de alimento para producir un solo kilogramo de carne de vacuno. Los insectos pueden alimentarse con desechos biológicos y requieren solo 2 kg de alimento por cada kilogramo”. Donde esté una buena ración de desechos biológicos, que se quite todo lo demás-.

Además -añade el informe- son resistentes a la falta de agua: muchas especies requieren menos de 1 litro de agua por kilogramo de insecto. En aquellas regiones del mundo donde cosechas y ganado son diezmados por las sequías o los conflictos, el desarrollo de infraestructuras sostenibles para la producción de insectos durante todo el año podría desempeñar un importante papel en la lucha contra la desnutrición. ¿Qué tal si les preguntamos a los comensales si les apetecen semejantes manjares? Yo la respuesta la tengo muuuuuuuuuy clara…