El Ayuntamiento de Barcelona, liderado por Ada Colau, ha convertido la festividad del Corpus Christi de la Ciudad Condal en una mera fiesta popular relegando la parte religiosa hasta la nimiedad. Todo lo contrario ocurrió cuando semanas atrás se celebró el Ramadán, donde el Gobierno municipal no dudó en explicar al detalle las tradiciones e historia de los musulmanes durante este periodo.

El día del Corpus es una celebración cristiana que tiene lugar el undécimo día después del Pentecostés. La jornada toma especial relevancia en Barcelona donde tradicionalmente se ha considerado prácticamente como una fiesta mayor. Sus primeras procesiones datan del año 1320, siendo la de Barcelona una de las más antiguas de España.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Ada Colau se ha empeñado en fulminar el evidente origen cristiano, que data del siglo XIII,  cuando la monja Juliana de Cornillon promueve la celebración de una fiesta en torno al cuerpo y la sangre de Cristo. Así, ha elegido resaltar uno de las tradiciones del Corpus, ‘L’ou com balla’. Tiene lugar en el claustro de la Catedral de Barcelona, donde se hace ‘bailar’ un huevo vacío sobre un chorro de agua de la fuente.

Cartel Corpues Christi, Ayuntamiento de Barcelona

En su página principal el consistorio relata que «el Ayuntamiento de Barcelona, ​​la Catedral de Barcelona y la Federación de Entidades de Cultura Popular y Tradicional de la Barcelona Vella» decidieron «recuperar para toda la ciudadanía una de las fiestas más antiguas y que a lo largo de la historia más se han celebrado en la ciudad: el Corpus». Explica que «lo han hecho a partir de dos de los aspectos más populares y participativos de la fiesta, que son fruto de la herencia colectiva de los barceloneses: el huevo como baila y la procesión». «La celebración del Corpus es una tradición viva de Barcelona, ​​que se adorna para participar en esta manifestación de la rica tradición popular de la ciudad», añade. Como puede apreciarse, no existe ni rastro de su origen religioso, sino que el Consistorio lo adorna como una celebración más de la cultura de la ciudad.

Si bien reconoce la existencia de una «procesión», lo hace por la particularidad de la procesión Barcelona, donde se aúnan la procesión religiosa y la popular. Por lo tanto, una queda diluida en la otra.

De hecho, en el apartado donde el Gobierno municipal habla de la misma aclara que se trata «del momento culminante de la fiesta de Corpus» y es «una procesión festiva, un desfile laico».