"¿Cómo vas al patrón que rompa el contrato cuando quiera y como quiera?". Lo decía un sindicalista en una manifestación contra la norma del Gobierno Zapatero que permite la contratación temporal-indefinida (¿Les ha gustado el concepto contradictorio?).

Sí, el Ejecutivo que presume de subsidiar a los trabajadores es el que ha precarizado el empleo.

Pero dejemos eso: volvamos a la frase de nuestro manifestante, que resume el gran engaño, la llave de la economía española actual. En la mañana del viernes se conocía la Encuesta de Población Activa (EPA) y nos hemos dado otro susto: ya rozamos los 5 millones de parados y la tasa de desempleo se ha elevado hasta el 21,52% de la población activa. Por menos de eso, ha habido revoluciones sangrientas en el mundo. Eso sin hablar de que si no fuera por la familia, la denostada familia tradicional, la del amor para toda la vida y abierto a la vida, que acoge a sus miembros sin ingresos, en España ya habría estallado la guerra social.

Es el fracaso más notorio de Zapatero. Todos los países de Occidente han sufrido la crisis pero es que España duplica la media de paro de toda el área OCDE y más que duplica la de la Unión Europea y la de Eurolandia, las tres por debajo del 10%. Algo ocurre en España que no ocurre en Reino Unido, Alemania Francia... en ningún lado.

En definitiva, se impone una reforma laboral en serio y ese 'en serio' solo puede girar alrededor de esta ecuación: despido libre a cambio de salarios dignos. La reforma que hemos propuesto en Hispanidad es la que todos comentan en voz baja, aunque nadie se atreve a poner en práctica. Bueno, la que los empresarios comentan aunque prescinden del pequeño detalle de los salarios dignos. Y no se atreven a proponerlo porque lo que impera en España no es otra cosa que la frase de nuestro camarada: ¿Cómo vamos a permitir a alguien que decida sobre su propia propiedad, sobre lo que es suyo? Nunca jamás. Ya sí cuando una empresa se encuentra en dificultades la rigidez y carestía en la reducción de mano de obra le obliga a cerrar. De esta forma, no se queda en la calle un porcentaje de la plantilla, sino todos. Otrosí. Muchos trabajadores se niegan a trabajar más porque se saben blindados contra el despido. Y quien dice trabajadores decimos directivos que también son asalariados por cuenta ajena.

Y lo que es peor: antes de contratar a alguien el empresario se lo piensa tres veces o recurre a la economía sumergida, es decir, al fraude -no lo estoy justificando, que conste- para pagar menos impuestos laborales, especialmente las cuotas sociales.

Ahora bien, este nuevo universo del despido libre -aunque indemnizado, claro está- supone un duro golpe para los trabajadores por cuenta ajena. Así que de alguna forma hay que compensarles. Con salarios dignos, sin duda, porque la otra cuestión que identifica a la economía española son los salarios de subsistencia. Recuerden que los británicos -esos que tienen despido casi libre y una cuota de paro del 7%- tienen un salario medio que casi duplica el español. Y el salario mínimo francés, asimismo duplica el español. Además, subiendo salarios -y bajando impuestos laborales para compensar- conseguiríamos impulsar el consumo, que es lo que más necesita ahora mismo la economía española.

Esta es la reforma más importante, la que no puede esperar, la que nunca hará el PSOE y me temo que el Partido Popular sólo se atreverá a afrontar si posee mayoría absoluta y no teme perder votos. Aunque Rajoy siempre lo teme.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com