Ante todo lean la carta que Agustín Díez nos envía. Obviemos el insulto de sinvergüenzas que seguramente se refiere al Gobierno y centrémonos en sus argumentos, ubicados inmediatamente antes.

Don Agustín nos asegura que pidió un crédito para invertir en un negocio como la energía fotovoltaica que, por sí sólo, no podía ser rentable, y que sólo lo hacía fiado de la promesas del Gobierno Zapatero de primar su inversión... ¡durante 30 años! Es decir, un trágala para el futuro Gobierno, que ahora se encuentra con un déficit global de más de 24.000 millones de euros.

Lamento la situación personal de don Agustín pero quiero recordarle varias cosas: cuando uno invierte, no debe hacerlo a costa de subvenciones públicas sino de los ingresos que generar el propio negocio. Y si necesitas ayudas, convendrá conmigo en que no puede ser un seguro de rentabilidad por 30 años, ¿verdad?

En segundo lugar, cuando uno se apalanca para invertir debe ser especialmente cuidadoso sobre la rentabilidad del negocio que emprende. Si invirtiera con fondos propios allá él pero de otra forma...

Mire usted, Zapatero enloqueció porque era un personaje ideologizado por la energía verde. Para él todo lo que fuera ecologista vendía bien y había que fomentarlo. Y además, lo utilizó electoralmente una y otra vez. Pero ahora, lo que no puede usted exigir es que el conjunto de los ciudadanos paguen la continuidad de la locura, porque eso significa, simplemente, que todos los españoles debemos pagarle las pérdidas de un negocio ruinoso y, además, los intereses de su deuda bancaria. Demasiado, ¿no?

Eulogio López

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