• Fatalismo: Rajoy no podía hacer otra cosa. Será un desastre pero tenía que ser.
  • Y Puigdemont no podía hacer otra cosa que mantenerse en su huida hacia adelante.
  • Está secuestrado por el independentismo que él contribuyó a forjar.
  • El PSOE se rompe, Cataluña se rompe. ¿España se rompe?
El Gobierno aplica el 155. Jornada de quimeras y oligofrenias varias. El mejor ejemplo, la centrífuga Ada Colau, que ya no se sabe si es independentista, españolista o centro-reformista. Eso sí, siempre exige estar, ella misma, en el centro de atención, micrófono por delante. Nos movemos en el terreno del fatalismo. Mariano Rajoy (en la imagen, a la derecha) no podía hacer otra cosa que aplicar el 155 y eso ha hecho. Puigdemont (en la imagen, a la izquierda) no podía hacer otra cosa que seguir en su demencia, con un discurso, no victimista, sino sencillamente hortera. Los hechos:
  1. Proceder al cese del presidente, vicepresidente y a todos los consejeros de la Generalitat.
  2. El Gobierno decide los sustitutos. Los ministerios asumen esta responsabilidad de gobernar Cataluña.
  3. Convocatoria de elecciones. Que no servirá de nada porque saldrán los mismos resultados.
Ahora bien, aunque necesario, el 155 no va convencer a los separatistas de que deben volver a la razón. Mucho me temo que se ha roto el PSOE, se ha roto Cataluña y puede romperse España. Y mucho me temo que la resistencia pacífica acabe en enfrentamiento violento. Es lo que pasa con el pacifismo: su resistencia pasiva siempre acaba en violencia activa. Y no hablo de Cataluña, hablo de guerracivilismo en el conjunto de España. El problema es que el separatismo nos está llevando desde el pacifismo a la violencia irracional. Y en todo el país. Eulogio López eulogio@hispanidad.com