• Benedicto XVI sale en su defensa.
  • Ratzinger habla de continuidad entre su papado y el de Bergoglio.
  • Lo que demuestra que el problema no es Francisco sino los tres peligros: progres que se aprovechan, conservadores que se cabrean y medios que manipulan.
  • Los primeros son los más peligrosos pero los segundos están provocando un cisma.
Franscico ha cumplido cinco años de pontificado y Benedicto XVI ha dado la gran sorpresa: le ha alabado. Ha asegurado que tiene una gran formación filosófica y teológica y que existe continuidad entre los dos papados. Y con ello, le ha roto los esquemas a todos. Empecemos por el final: sólo hay algo en lo que la inmensa mayoría de los católicos están de acuerdo: la palabra que resume la actual situación la iglesia es esa. Confusión. Una confusión total, donde nadie sabe por dónde tirar. Pero la culpa no tiene por qué ser del Papa. Cuando menos, hay tres colectivos a los que habría que cantarles las cuarenta: 1.- Los progres. Son los más peligrosos, los que han incurrido en la blasfemia contra el Espíritu Santo, signo de nuestro tiempo, con una trágica inversión de principios, donde a lo bueno se le califica de malo y a lo malo de bueno. Son los mismos que están dispuestos a abrirle la puerta al Anticristo y los más satanizados hace tiempo que ya se la han abierto. 2.- Los conservadores y sus críticas feroces a Francisco. Son los que con su actitud, pretendidamente ortodoxa, salvo en la caridad, acusan a Francisco de Hereje y, con su actitud, un pelín soberbia, están provocando un cisma en la Iglesia. 3.- La masa que se traga los tópicos de los media. Si quieren ejemplos observen RTVE. Son los que no sienten ningún cariño por el Papa pero utilizan al Papa para sus prejuicios. Dicho esto, el pero es que la confusión reina en la Iglesia. La confusión más total, nadie sabe por dónde tirar. Pero Francisco no es el culpable. Al menos, Ratzinger lo tiene claro. Cinco años de Francisco: la confusión reina en la Iglesia… y en el mundo. Como no podía ser de otra forma. Posdata. ¿Y a usted le gusta Francisco? Gustarme no. A mí me gusta Juan Pablo II. Pero eso es lo bueno, que lo que menos importa de Francisco es que me guste a mí o a cualquier otro. Y en un Papa, lo que menos importa es el temperamento. Y a la gente la gustamos, o disgustamos, según nuestro temperamento. Eulogio López eulogio@hispanidad.com