Alguna vez hemos dicho que la objeción de conciencia es la piedra de toque del siglo XXI. Esto me ha quedado muy fino: lo que quiero decir es que la nueva barrabasada del Nuevo Orden Mundial (NOM) consistirá en cargarse el derecho a la objeción de conciencia. En la esfera pública, si te cargas el derecho a la objeción de conciencia, te cargas la conciencia y si te cargas la conciencia, te cargas a la persona, y si te cargas a la persona, te cargas la sociedad: ¡Huuuuuum!

Pues bien, la OMS de mi queridísimo Tedros Adhanom, a quien el hado guarde muchos años, protesta airadamente, democráticamente airado, porque en algunos países se respeta demasiado el derecho a la objeción de conciencia... frente al derecho al aborto. Me explico: que algunos malvados médicos se niegan a matar el niño en el vientre de su madre, anteponiendo este pequeño escrúpulo moral al 'derecho al aborto', que consiste en que una mujer asesine a su propio hijo en sus mismísimas entrañas.

Y sí, estamos hablando de la Organización Mundial de la Salud (OMS) financiada, hasta la llegada de Trump, en un 20% del total de su presupuesto, por Estados Unidos. Y esto porque el feminismo exige abortar pero, eso sí, que lo pague otro. 

Un genio este Tedros Adhanom, no sólo pretende imponer el aborto, sino que busca implantarlo hasta el mismísimo nacimiento (la nueva frontera será el infanticidio) y, de paso, crear un gobierno mundial sanitario, con alguna que otra pandemia proporcionada por algún laboratorio chino.

Háganme caso: la futura tiranía mundial, el primer gobierno planetario, puede ser la OMS. Naturalmente, en nombre de nuestra salud.