Sor Lucía, la vidente de Fátima, vio a la Virgen María muchas otras veces a lo largo de su vida, en Pontevedra, en Tuy y en Coimbra, por ejemplo. El teólogo Manuel de Santiago ha explicado el significado de esta continuidad de la única vidente que sobrevivió al siglo XX. 

Digo esto porque, al contemplar la repulsiva reacción del PP de Núñez Feijóo ante la iniciativa de Vox en Castilla y León, me he acordado de estas dos citas que transcribo a continuación, extraídas del precitado libro de Ediciones San Román, sobre los años de vida adulta de Sor Lucía. Recuerden que la Virgen había prometido la fidelidad al Cristo de Portugal, pero eso no significa que se trate de una lealtad sin mácula, sin condiciones y a perpetuidad. La lealtad es una carretera de doble dirección: de Dios al hombre y del hombre a Dios. Ambas son necesarias.

Pues bien, lean estos dos clarividentes párrafos de Sor Lucía: "Si Portugal no aprueba el aborto, está a salvo, pero si lo aprueba, tendrá mucho que sufrir. Por el pecado de la persona paga la persona que es la responsable pero por el pecado de la nación paga todo el pueblo, porque los gobernantes que promulgan las leyes inicuas lo hacen el nombre del pueblo que los eligió”.

Y por si alguien pide concreciones, este otro: "Hoy sobre Portugal pesan tres pecados sociales que piden reparación y conversión: el divorcio, el aborto y el casamiento civil entre personas del mismo sexo. Es la gran crisis moral que explica todas las otras crisis. En un cuerpo gangrenado, son inútiles los tratamientos mientras no se radique el fondo del mal, y miedo y la muerte será su final. Lo mismo sucede en la sociedad. Mientras la inmoralidad se expanda como peste mortífera todo el pueblo tendrá mucho que sufrir”. Y créanme, no tengo más que añadir… salvo un consejo: traduzcan estas afirmaciones desde la Portugal de antes a la España de ahora. No les costará mucho… y el pueblo español pagará los pecados de sus gobiernos.