El devastador terremoto de 7,8 grados en la región fronteriza entre Turquía y Siria ha dejado más de 12.000 fallecidos y 56.0000 heridos
El Patriarca de la Iglesia greco-católica melquita, Mons. José I Absi, y los líderes de las iglesias ortodoxas en Siria, exigieron a la ONU y a la comunidad internacional levantar las sanciones al país para facilitar la ayuda humanitaria, recoge Aciprensa.
El pedido del líder católico y los Patriarcas de las iglesias ortodoxas siríaca y de Antioquía se difundió este 8 de febrero, a dos días del devastador terremoto de 7,8 grados en la región fronteriza entre Turquía y Siria, que ha dejado más de 12.000 fallecidos y 56.0000 heridos.
Además de las pérdidas humanas, muchas iglesias, instituciones y hogares se destruyeron, y un gran número de familias quedaron desplazadas.
“Nosotros, los tres patriarcas de las iglesias en Siria, exigimos a la ONU y a los países que imponen sanciones a Siria que levanten el bloqueo y los injustos embargos impuestos al pueblo sirio”, indicaron en el comunicado.
Por otra parte, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha abierto de manera urgente una campaña de emergencia para socorrer la petición de todas las iglesias de Alepo y Lattakia ante el drama humanitario ocasionado por el terremoto del pasado 6 de febrero.
Todas las Iglesias de la ciudad de Alepo y Lattakia, parroquias, colegios, hospitales y centros locales están desbordadas y sin recursos para atender a las familias. Sólo en Alepo cada día se atienden a más de 18.000 personas. El responsable de proyectos de Siria de la fundación pontificia está ya en la ciudad de Alepo reunido con las autoridades de las distintas iglesias para evaluar las primeras y más urgentes necesidades. El plan de acción tiene por el momento tres objetivos:
Debido al frío en Siria, la ayuda más urgente es conseguir ropa de abrigo para las familias que están siendo acogidas en las parroquias porque se han quedado sin sus hogares. Se necesitan mantas, ropa y sacos de dormir. Muchas de las familias cristianas están pasando la noche en el interior de sus coches. Los edificios de las iglesias y los salones parroquiales son más seguros que las edificaciones y las familias tienen miedo a mayores derrumbamientos. Hasta el convento de clausura de las religiosas carmelitas de Alepo se ha abierto para acoger a los damnificados.
También son necesarios bienes de primera necesidad, alimentos y medicinas, especialmente para los niños y los ancianos. Los franciscanos de Lattakia están en situación extrema por la acogida.