Lo denuncian desde la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, plataforma que aglutina decenas de organizaciones, Environmental Progress ha tenido acceso a una serie de documentos filtrados propiedad del principal organismo mundial de atención sanitaria a personas transgénero. 

Se ha revelado que los médicos que determinan cómo se regula y practica la “medicina de género” en todo el mundo violan sistemáticamente la ética médica y el consentimiento informado. Los archivos, filtrados desde dentro de la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero (WPATH), han sido publicados por el grupo de reflexión estadounidense Environmental Progress.

El material en bruto se han publicado en un informe titulado Los Archivos de la WPATH: experimentos quirúrgicos y hormonales pseudocientíficos con la infancia, adolescencia y personas adultas vulnerables, un análisis de la periodista Mia Hughes.

“Los Archivos de la WPATH demuestran que lo que se denomina ‘medicina de género’ no es ni ciencia ni medicina”, afirma Michael Shellenberger, presidente y fundador de Environmental Progress.

En los Archivos de la WPATH se muestra como a los miembros de la WPATH no les importan los resultados a largo plazo de los pacientes, pese a ser conscientes de los efectos secundarios debilitantes y potencialmente mortales de las hormonas de sexo cruzado y otros tratamientos. Además, muestran que, a pacientes con graves problemas de salud mental, como esquizofrenia y trastorno de identidad disociativo y otras vulnerabilidades, se les permite consentir intervenciones hormonales y quirúrgicas sin ningún tipo de control. 

Los expedientes aportan pruebas claras de que médicos y terapeutas son conscientes de que están ofreciendo a menores tratamientos que les cambian la vida y que no pueden comprender del todo. Los miembros de la WPATH saben que los bloqueadores de la pubertad, las hormonas y las cirugías causarán infertilidad y otras complicaciones, como cáncer y disfunción del suelo pélvico. Sin embargo, se plantean intervenciones médicas que alterarán la vida de pacientes jóvenes, como una vaginoplastia para un niño de 14 años y hormonas para una niña de 13 años con retraso madurativo. 

Los miembros activistas de la WPATH saben que la llamada ‘atención afirmativa de género’ que prestan puede dar lugar a complicaciones y esterilidad de por vida y que sus pacientes no entienden las implicaciones, como la pérdida de la función sexual y de la capacidad de experimentar el orgasmo”, afirma Shellenberger.