Cada día recibimos nuevas noticias de casos de okupación. Es más, en España se 'okupan' 47 viviendas al día, un 40% más desde que Sánchez se instaló en Moncloa, aunque para la izquierda la okupación es un bulo.

Pero claro, hace ya un año contábamos el caso de una casa en la localidad de El Rompido, en Huelva, a pie de playa, con más de 100 metros, reformada y con todas las comodidades, que fue okupada. Al parecer una pareja les alquiló la casa de febrero a junio de 2022, “Pagaron de golpe los cuatros meses de arrendamiento y la primera factura”. Cuando terminó el contrato, devolvieron la llave a la inmobiliaria, dijeron que se iban y comenzó la pesadilla, habían cambiado la cerradura y pasaron a ser de dos a siete inquilinos: “Los fines de semana llegan a ser quince personas. Tienen su casa en Sevilla pero allí hace mucho calor”, aseguraba la propietaria. 

Ante la falta de respuesta por las autoridaddes, los afectados se reunían a diario frente a la casa con cacerolas y pancartas. Como ocurre habitualmente en estos casos de inquiokupación, además de tener su casa okupada, los propietarios se ven obligados a pagar las facturas de consumo de los okupas.

Éstos aseguraban que tenían contrato, algo que tanto los propietarios como la agencia negaban: “Los veo pasearse, tomar el sol, usar mis sábanas y toallas”, explicaba la propietaria, “Salen para ir a trabajar. Tienen motos acuáticas y vehículos de alta gama pero yo, que soy mileurista, les tengo que pagar las facturas”, lamentaba.

“Soy yo la que tiene que demostrar ante un juez que ese contrato es falso”, “Nos han tirado lejía, agua y huevos. Son agresivos y peligrosos”, pero la propietaria nunca se imaginaba hasta qué punto eran peligrosos y agresivos. 

Como decíamos, pese a que la izquierda asegura que la okupación es un bulo, esta casa permanece a día de hoy okupada. Pero la cosa no acaba ahí, la propietaria se encontraba viendo las noticias en la televisión cuando se hablaba de una peligrosa banda que había cometido numerosos robos con violencia, para su sorpresa reconoció a uno de los detenidos: era su okupa. 

El hombre fue detenido por realizar varios atracos haciéndose pasar por policía. La policía buscaba al delincuente desde hacía tiempo y lo localizó en la casa de El Rompido. Tras encontrarlo, las autoridades vigilaron la casa, de hecho vieron que la familia le proporcionaba todo lo necesario para que no tuviera que salir. Tras días de vigilancia los agentes detuvieron al delincuente y okupa y encontraron en el interior de la casa armas robadas listas para volver a ser usadas. 

“La justicia, si es lenta, no es justicia. Y lo que me queda todavía. No puedo dar de baja los suministros porque son coacciones y no puedo mantener todos estos gastos. De agua me llegan recibos de 196, no me pagan alquiler, y, sobre todo, lo peor, es la angustia que nos genera a mi familia y a mí. Esto es un sinvivir, las leyes les protegen a ellos y a nosotros no nos amparan”, denuncia Begoña, la legítima propietaria, que muestra su indignación: no entiende cómo la policía detiene al delincuente y no desaloja al resto de okupas.