Este fin de semana ha tenido lugar en Madrid el Congreso Católicos y Vida Pública, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación San Pablo CEU.

Entre los intervinieres, Alfonso Bullón de Mendoza, historiador, presidente de la ACdP, entidad organizadora y anfitriona del congreso, aseguró: "Estamos aquí por una cadena ininterrumpida de testigos que han dado fe de Jesucristo", una cadena, añadió, de millones de personas. Tanto el legado, como la experiencia de presencia de Dios actual, transmiten a Dios a través de la Iglesia, señaló, recoge Religión en Libertad.
 
El obispo Fidel Herráez, consiliario de la ACdP, también citó al Papa Francisco y su exhortación del 11 de octubre de 2022, cuando dijo: "Volvamos al Concilio para evitar la autorreferencialidad". Recordó que un documento del Concilio Vaticano II, la Lumen Gentium, pide a los laicos ordenar "según Dios" los asuntos temporales. Siendo el lema "Proponemos la fe", recordó que el Papa Francisco en la Epifanía de 2019 añadía: "Dios no se impone; ilumina, pero no deslumbra". Herráez pidió pasar "de una actitud de resistencia a una de influencia, positivista, con el atractivo de lo esencial". Herráez finalizó proponiendo "la dulce y confortadora alegría de evangelizar".

Por su parte, el Nuncio de Su Santidad, Bernardito Aúza, admitió que el papel de los laicos es decisivo para transmitir la fe. "Es fácil desanimarnos y tirar la toalla", dijo el diplomático vaticano, pero añadió que "no perdemos la esperanza y vamos adelante con la alegría del evangelio" Después citó una entrevista de 2012 de Benedicto XVI, quien recordó que la búsqueda de Dios está grabada en cada alma humana; la fe en Cristo es verdad, y la verdad no desaparece. "Mientras que las ideologías se consumen, el Evangelio crece con nuevas dimensiones en cada época", advirtió en su época el Papa alemán.

Tras el 'wokismo', está el pensamiento marxista, y la idea de que para crear la "nueva sociedad, que será mejor" hay que destruir y demoler la anterior

Asimismo, el analista de la 'Heritage Foundation', Richard Reinsch, habló del peligro del ‘wokismo’, una ideología centrada en "políticas identitarias" que busca disolver la tradición y cultura occidental, empleando para ello el miedo, amedrentando y amenazando con despidos, gritos o el aislamiento social y laboral, recoge Religión en Libertad.

Reinsch señaló que en Estados Unidos, como en Europa, el movimiento woke presenta a los varones blancos, y también a la cultura cristiana, como culpables automáticos y herederos de todo tipo de horrores y maldades, de los que se compondría todo Occidente, educando en "el odio a nuestra herencia histórica". Este pensamiento se alía con la ideología transgénero y queer que niega la realidad natural de los cuerpos y propone su modificación por el mero deseo, escondiendo los daños de salud y los daños sociales que pueda causar.

El activismo 'woke' busca hundir a los occidentales "en un conjunto igualitario de agravios, redistribución y retribución”.  El wokismo busca además erosionar a familia, y concentrar el máximo de poder en el Estado. Con el 'wokismo', aseguró, "los rasgos que definen a una comunidad decente, como el perdón, la humildad y el acuerdo, no serán posibles, y quienes los sugieran serán acusados de racismo".
 
Tras el wokismo, está el pensamiento marxista, y la idea de que para crear la "nueva sociedad, que será mejor" hay que destruir y demoler la anterior. Este objetivo es tan justo, que para los woke -como antes para los comunistas- casi cualquier medio está justificado, y en cualquier caso la moral no tiene valor alguno. El método es "paralizar las instituciones, minar la credibilidad moral del Gobierno y las instituciones", y pasar toda la credibilidad solo a los revolucionarios.