No sé si será cierto o falso pero se atribuye a Indalecio Prieto, aquella frase de que "a nada temo más que a un requeté recién comulgado". Prieto era un grandísimo sinvergüenza y harto canalla, pero no era un sectario mostrenco, sólo era un sectario. De hecho, era un tipo más peligroso que Largo Caballero o Santiago Carrillo, precisamente porque era mucho menos sincero y bastante más inteligente.

Los hechos son estos: los monjes de la Abadía de Montderrat, el santuario mariano presidido por la patrona de Cataluña, han decidido retirar el monumento al requeté herido. Lo comenta el que fuera presidente de la CTC, Javier Garisoain, y un historiador de primer línea, asimismo tradicionalista, al que el lector inteligente, no debería perder de vista: Javier Barraycoa, azote irónico del nacionalismo catalán y de toda su leyenda.

La vida es un don no solicitado y, por tanto, nunca puede ser un fin, sino un medio... para la realización de los hijos de Dios

Ya he dicho que, aunque no comparto todos sus planteamientos carlistas, sobre todo los económicos, me encanta la Comunión Tradicionalista, esos últimos románticos, monárquicos sin rey. Me gustan por su coherencia y porque son de los pocos colectivos que quedan en España dispuestos a entregar su vida por algo, mejor, por alguien. La única vida que merece vivirse es la de quien está dispuesto a entregarla por una causa noble. La vida es un don no solicitado y, por tanto, nunca puede ser un fin, sino un medio.

Me gustan, también, por cuanto la tradición es la democracia de los muertos y, por tanto, la más perdurable. Lo que no es tradición es moda y las modas duran tanto como el rocío, hoy diríamos que duran tanto como un 'trending topic', tan omnipresente como fugaz.

La obra de los minoritarios tradicionalistas perdurará porque es tan sólida como la fe en Cristo; la de los hoy mayoritarios indepes catalanes se diluirá porque es tan líquida como el rencor

La obra de los minoritarios tradicionalistas perdurará porque es tan sólida como la fe en Cristo; la de los hoy mayoritarios indepes catalanes se diluirá porque es tan líquida como el rencor.

Los benedictinos de Montserrat se equivocan, porque la vida es un don de Dios, un don no solicitado, pues nadie nos ha pedido permiso para existir y, por tanto, nunca puede ser un fin, sino un medio para la realización de los hijos de Dios y para la construcción del propio pensamiento a partir del agradecimiento, agradecimiento a Dios por traernos a la existencia. Y la principal muestra de gratitud consiste en estar dispuesto a jugarse la propia vida por Cristo. Es lo que intentan los tradicionalistas, desde la Guerra Civil hasta aquí.

El Carlismo tradicionalista no es rechazado y marginado en nuestro siglo XXI porque no gusten sus postulados: lo que no gusta es su entrega romántica a una causa noble, no la causa en sí... que a nada temo más que un requeté recién comulgado

El Carlismo tradicionalista no es rechazado y marginado en nuestro siglo XXI porque no gusten sus postulados: lo que no gusta es su entrega romántica a una causa noble, no la causa en sí... que a nada temo más que un requeté recién comulgado. Y si no logramos vencer el corazón del requeté, al menos retiremos su escultura para que nadie se sienta tentado a la coherencia. Ojos que no ven... tortazo que te pegas.

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