«Me rompieron todos los dientes y ahora tengo miedo de encontrármelos. Es muy duro. Tenían veintipocos años, la edad de mis hijos. Sigo sin dar crédito». Agustín cuenta la dura experiencia que ha vivido cuando pidió educadamente a tres jóvenes marroquíes que no se drogaran delante de unos niños. La respuesta fue una paliza salvaje que le ha dejado secuelas físicas y psicológicas.

Ocurrió en el mirador de San Nicolás, en Granada. Un lugar que, habitualmente, está lleno de vecinos y turistas. Pero sólo uno de ellos intentó, sin éxito, frenar la agresión. Sin embargo, en lugar de intervenir, la mayoría sacó sus teléfonos móviles para grabar la paliza. «Se ve cómo estoy como muerto en el suelo y siguen pisándome la cabeza y dándome patadas en la cara», relata Agustín a Ideal

«Me duele hasta el alma», afirma. Tiene fracturas múltiples -tal como recoge Ok diario- hemorragia en el ojo derecho -que le impide ver- y debe someterse a operaciones en mandíbula, nariz, muñeca y brazo izquierdo. Este último le impide, por el momento, volver a tocar la guitarra. «Mi gran pasión es la música y me duele tener que aparcarla hasta que me recupere», lamenta.

En sucesos como este es en los que se apoya Vox para pedir la remigración de los inmigrantes ilegales o de aquellos que vienen a delinquir. 

 

La Policía Local de Granada detuvo a los tres marroquíes implicados y los puso a disposición de la Policía Nacional. 

Por cierto, noticias como esta nos traen a la mente intervenciones como la de Josema Vallejo, Vpte. de la asociación Policía S.XXI, en las jornadas de Vox en el Congreso sobre los retos de la nueva realidad criminal: