Domingo 29, festividad de San Pedro y San Pablo, la fiesta del Papa, aunque Pablo no fue Papa y Pedro sí.
Ahora mismo, con León XIV en la silla de Pedro, en sustitución de Francisco, la figura del Papa digamos que debe volver a la normalidad, lo cual exige superar la curiosa y caótica etapa de la sinodalidad.
De entrada, el Papa no es un 'chairman', es un presidente ejecutivo y CEO, al mismo tiempo. Manda en la Iglesia y manda en el dogma.
¿Qué suena mal eso de dogma? Pues mire lo de Chesterton, cuando le insultaban, ya hace 100 años, con aquello de pensador 'dogmático': "Sólo conozco dos tipos de personas, los dogmáticos que saben que lo son y los dogmáticos que no saben que lo son".
Eres libre para tirarte por un precipicio pero no lo eres para evitar las consecuencias de tirarte por un precipicio: te 'escabondrias' igual. Ahí radica la naturaleza dogmática del hombre: en la Ley Natural
No aludía con ello a ninguna verdad revelada sino al sentido común, que manifiesta que dos más dos sólo son cuatro en base 10 y por definición. El pensamiento siempre parte de un dogma... precisamente por eso es libre o, al menos, por eso puede ser libre.
Porque aceptar un dogma exige libertad y porque el pensamiento dogmático, es decir, todo pensamiento lógico, no es irracional, sino libremente aceptado por entender que eso es lo que se parece más a la verdad razonable y razonada.
En cualquier caso, León XIV no es un director del debate: es el presidente del Gobierno, el que decide lo que es legal y proscribe lo ilegal. En el caso del Pontífice, decide lo que está bien y lo que está mal. Es el vicario de Cristo en la tierra. Y los católicos no somos críticos, somos discípulos del Cuerpo Místico.
Por eso nadie ha entendido a los del Sínodo de la sinodalidad sinodalizada. ¿Ha roto León XIV con el último sínodo? Por supuesto que no, pero no parece su principal preocupación.
Ni la Iglesia ni la familia son democracias. Se rigen, y así deben ser, por la ley del amor, que no tienen nada de democrática ni de contraprestación: es una donación en libertad
Por lo demás, el hombre es libre para actuar pero no lo es para evitar las consecuencias de sus actos libres. Ya saben: eres libre para tirarte por un precipicio pero no lo eres para evitar las consecuencias de tirarte por el precipicio: te 'escabondrias' igual. Ahí radica la naturaleza dogmática del hombre: en la ley natural.
León XIV debe volver al dogma, que es su función, la sinodalidad, como tantas otras cosas, no debe negarse, porque eso sería romper la unidad eclesial, que se ha convertido en su primer objetivo. Basta con que languidezca paulatinamente.
¿Y si por Sinodalidad entendemos una mayor participación de los laicos en la Iglesia? Ah eso sí, por supuesto, Pero insisto: no somos críticos somos discípulos, elevados a la categoría de hijos. Y ni la Iglesia ni la familia son democracias. Se rigen, y así deben ser, por la ley del amor, que no tiene nada de democrática ni de contraprestación: es una donación en libertad.
En la festividad de San Pedro y San Pablo, en el Pontificado de León XIV.










