El Papa Francisco concedió una entrevista a la revista jesuita America Magazine, realizada por cinco periodistas: los sacerdotes jesuitas Matt Malone y Sam Sawyer, editor jefe saliente y entrante de la revista; Kerry Webber, director ejecutivo; Gerard O’Connell, corresponsal de America en el Vaticano y Gloria Purvis, quien dirige un podcast.

El coloquio termina con una respuesta del Papa que es como un balance de sus diez años de Pontificado: "Hice lo que el Espíritu Santo me iba diciendo que tenía que hacer. Y cuando no lo hice, me equivoqué".  

La entrevista también aborda estos temas, de los que damos solo un titular, pero merece la pena leerla entera aquí:

-¿Qué es lo que lo hace tan feliz, tan sereno y alegre en su ministerio?

"Yo no sabía que siempre estoy así. Cuando estoy con la gente yo estoy feliz, siempre".

-¿Cómo puede la Iglesia responder a la polarización en su propia vida y ayudar a responder a la polarización de la sociedad?

"El Espíritu Santo en la Iglesia no reduce todo a un solo valor, sino que hace armonía de las diferencias de los opuestos".

-¿Cómo pueden los obispos de EEUU recuperar la fe de los católicos norteamericanos?

"La Conferencia Episcopal no es el pastor, el pastor es el obispo".

-¿Los obispos deben darle prioridad al aborto en relación a otras cuestiones de justicia social?

¿Es justo eliminar un ser humano para resolver un problema? Segunda pregunta: ¿es justo alquilar un sicario para resolver un problema?”. “El problema es cuando esta realidad de matar a un ser humano se transforma en un problema político".

-La pregunta era que si la Conferencia episcopal pone la lucha contra el aborto como el problema número uno, el resto es secundario...

"A mí lo que me interesa es la relación del obispo con el pueblo, que es lo sacramental. Lo otro es organizativo y las conferencias episcopales a veces se equivocan".

-Sobre la crisis de los abusos, ¿Qué más puede hacer el Vaticano para mejorar en este aspecto la transparencia?

"El grande en tomar estas decisiones fue Benedicto XVI". "Una de las cosas que más me preocupan sobre esto es la pedo-pornografía: eso se filma en vivo: ¿en qué país se filma? ¿Qué hacen las autoridades de ese país que permite eso? Es criminal, criminal".

-¿Cómo puede explicar su posición sobre esta guerra a los ucranianos o a los norteamericanos y otros que apoyan a Ucrania?

"Cuando hablo de Ucrania, hablo de pueblo mártir, de un pueblo martirizado. "Cuando hablo de Ucrania, hablo de la crueldad porque tengo mucha información de la crueldad de las tropas que vienen".

-¿Qué le diría a una mujer que ya está sirviendo en la vida de la Iglesia, pero que siente específicamente estar llamada al sacerdocio?

"¿Y por qué una mujer no puede entrar a los ministerios, a la ordenación? Es porque el principio petrino no da cabida a eso".

-Hay quienes lo llaman un socialista, un comunista, un marxista. Usted ya dijo muchas veces que sigue el Evangelio, pero ¿cómo le respondería a quienes dicen que lo que usted o la Iglesia dicen sobre la economía no es importante?

"Tuve sed y me diste de beber, estuve preso y me visitasteis, estuve enfermo y me cuidaste. ¿Jesús es comunista  entonces?".

-Hablando de comunismo, usted fue criticado en cuanto a China. (...) Algunos en la Iglesia y en política dicen que usted está pagando un precio elevado por mantener silencio sobre los derechos humanos.

"Con China yo he optado por la vía del diálogo. Es lento, tiene sus fracasos, tiene sus éxitos, pero no encuentro otra vía".

Última pregunta. Usted ya fue papa durante diez años. ¿Si mira hacia atrás, hay tres cosas que usted habría hecho en forma diferente o de las que se arrepiente?

"¡All! ¡All! (¡Todo! ¡Todo!) Todo diferente. Pero hice lo que el Espíritu Santo me iba diciendo que tenía que hacer. Y cuando no lo hice, me equivoqué".