
Antonio Martín, hijo de Dolores, una anciana de 90 años, cuenta en 'Tardear' en Telecinco la pesadilla por la que están pasando con su okupa: "Mi madre ya tiene una edad y a ratos se le olvidan las cosas, pero cuando le viene a la mente se enfada y se echa a llorar", resume su otra hija, Ana.
Hace doce años Dolores pasó por el peor momento de su vida, la muerte de su hijo Javier aquejado de un cáncer de colon. Al estar separado y no tener descendencia, la vivienda de Torrejón de Ardoz en la que residía pasó a manos de su madre. "Al principio lo alquilamos a una familia y no hubo ningún problema, pero al acabar el contrato se marcharon y decidimos hacer una obra integral para arreglar la calefacción y otros desperfectos". Por lo que justo antes de la pandemia invirtieron 15.000 euros en la vivienda.
En mayo de 2022 la casa ya estaba lista para alquilar de nuevo, aunque esta vez optaron por arrendarlo a una inmobiliaria de la zona a cambio de 950 euros: "Ellos luego lo iban a alquilar por habitaciones, porque en teoría era para que vivieran allí algunos de sus empleados".
Todo parecía normal, pero la realidad es que uno de los inquilinos llevaba un año sin pagar a la agencia: "En diciembre del año pasado le denunciaron en el juzgado, pero como los otros dos sí que pagaban, podían ir manteniendo el contrato", lo que no vieron venir es que el inquiokupa se iba a quedar con todo el piso después de marcharse definitivamente sus compañeros.
Así, el pasado 11 de agosto, uno de los empleados de al inmobiliaria fue al domicilio y comprobó que Juan José C. V., el okupa, había cambiado la cerradura de la puerta de entrada. Decidieron llamar a la Policía y llegaron a la conclusión de que la casa estaba vacía: "Preguntaron a los vecinos y estos les dijeron que hacía días que no le veían", por lo que ambas partes firmaron de común acuerdo la resolución del contrato de arrendamiento.
💥El llanto desgarrador de Dolores, que con 90 años su inquiokupa le está amargando la vida "No hay manera de echarlo" #YAS20Ago #STOPokupas pic.twitter.com/giCktkOSj1
— Jali #STOPokupas (@jaliroller) August 20, 2025
Pasados dos días, el miércoles 13, Dolores, Antonio y Ana fueron por la mañana hasta la vivienda acompañados de un cerrajero y colocaron una nueva cerradura. Según explica Antonio, el okupa llegó a exigir hasta 4.500 euros a la familia a cambio de abandonar la vivienda: “En un primer momento lo planteó a mi hermana, después yo mismo me reuní con él. Llegué a ofrecerle 1.500 o 2.000 euros solo por pensar en mi madre, pero me di cuenta de que aceptar ese chantaje era intolerable”.
Por lo que pensaron que todo había acabado y sin necesidad de pagar, pero la sorpresa llegó cuando por la tarde el okupa regresó acompañado de agentes, asegurando que era el quien vivía allí. Antonio recuerda como su madre estaba en el rellano llorando mareada y con el brazo escayolado, todo mientras los policías presenciaban la escena sin poder hacer nada: “A la policía se le caía el alma al suelo al ver a mi madre así. Gracias a los documentos que teníamos, no me llevaron detenido, porque de lo contrario hubiera entrado en el calabozo yo mismo”.










