El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña acaba de llevar al Constitucional la dificultad de que las familias 'monomarentales' -en tiempos menos eufemísticos conocidas como madres solteras- sumen ocho meses por permiso de maternidad. 

Es esta una sociedad muy curiosa: casi nunca analiza las causas de los fenómenos pero constantemente intenta paliar las consecuencias. Por supuesto, con cargo al bolsillo de los demás, comúnmente conocido como lo público. Vamos, que lo público es lo bueno y se opone a lo malo, que es lo privado. Algo que podría, y debería, cambiar si consideramos lo público, no como el dinero de todos, sino como el dinero de los demás.

Lo público, no el dinero de todos, sino el dinero de los demás... que no es exactamente lo mismo

Porque, claro, la mujer que elige tener un hijo sin formar una familia no puede exigirle a la sociedad que cubra la ausencia de un padre. Entre otras cosas, porque la sociedad es su vecino y el vecino no es responsable ni de sus errores ni de sus opciones.

En cualquier caso: lo cierto es que un niño necesita un padre y una madre, un hombre y una mujer.

A lo mejor es que no deben promocionarse las familias monomarentales, vulgo madres solteras.