Tengo la sospecha de que el presente artículo tampoco me va a traer muchos amigos. La Iglesia está polarizada sobre el Papa Francisco. Lo cual, como diríamos  en mi barrio natal de Ventanielles, donde éramos muy mal hablados… ¡Tié pelotas!

Las dos últimas polémicas sobre Francisco son: el motu proprio Triditiones Custodes (esta polémica tiene la ventaja de que hemos aprendido a escribir y pronunciar este latinajo, el de motu proprio) por el que Francisco pone difícil oficiar la misa según el rito extraordinario, es decir, el previo al Vaticano II.

La segunda polémica es su escasa reacción ante el procedo de represión violenta del salvaje de Raúl Castro. Ya saben: es pecado desear la muerte de alguien pero no desear que se vaya al Cielo. Así que todos debemos rezar intensamente para que Raúl Castro se marche al Cielo.

Por el Traditionis custodes Francisco contradice a Benedicto XVI para mantener la ‘unidad de la Iglesia’. Pues hombre… no me gusta la decisión de Francisco, porque no creo que la misa, hoy llamada tradicional, ponga en peligro la unidad eclesial y porque, mientras la decisión de Ratzinger abría la posibilidad de elegir entre dos liturgias -¡Viva la libertad!-, la de Bergoglio la cierra. 

En cualquier caso, discutir sobre dos formas nobles de celebrar la misa, es decir, de celebrar la clave de la vida religiosa y la clave de la vida civil… justo mientras el Enemigo de la Eucaristía, el gran profanador, está a las puertas, me parece una solemnísima idiotez. Rasgarse las vestiduras sobre una u otra forma porque haya unos -creo que pocos- presumidos tradicionalistas que se crean con ello los guardianes de las esencias, no parece una gobernanza prudente, Santidad.

Lo que está en juego no es si la Eucaristía debe celebrarse en latín o en español: lo que está en juego es la Eucaristía misma, que el Maligno pretende sustituir por la Adoración de la Bestia

Ahora bien, esto es lo menos, un accidente. Lo de más es que, en pleno gran ataque contra la Eucaristía, con profanaciones y sacrilegios al cabo de la calle, con los ojos del Gran profanador puestos en otro rito alternativo a la eucaristía, que no puede consistir en otra cosa que en la adoración de la Bestia, en medio de la desacralización más profunda que haya vivido la liturgia en toda la historia de la Iglesia,   estar debatiendo entre si son galgos o son podencos es como reír primero y llorar después.

Cuando nos estamos jugando la abolición misma del sacrifico eucarístico, cuando nos lo pueden arrebatar y morirnos de hambre, no podemos colocarnos en las fauces de la fiera para que esta no tenga que molestarse en encontrarnos.

Celebre usted la misa en latín o en lengua vernácula, de espaldas a los fieles. Es importante pero mucho más lo es que se siga celebrando el santo Sacrificio porque, de otra forma estaremos todos muertos… y, con nosotros, el mundo.

Un detalle: no creo en la sinceridad de quien critica al Papa Francisco por el Traditionis Consortio y no acude a comulgar todos los días.  

Segunda cuestión: Francisco guardó silencio sobre Cuba, habló tarde y habló poco. Esto me recuerda lo de Pío XII, cuando salió en defensa de los judíos con una durísima crítica a los nazis. Ocurrieron dos cosas: que los propios judíos le pidieron que no les defendiera porque no hacía otra cosa que incrementar la persecución nazi contra ellos. Y ocurrió una segunda cosa: que los europeos creáramos la leyenda negra de Pío XII que acabó por ser presentado como el Papa pronazi. Precisamente uno de los primeros pontífices en arremeter contra la ideología atea, socialista y sectaria del nacionalsocialismo. 

No creo en la sinceridad de quien critica al Papa Francisco por el Traditionis Consortio y no acude a comulgar todos los días

Si yo hubiera sido Francisco, habría hablado antes sobre la represión en Cuba así como sobre otros muchos desafueros de una Hispanoamérica que arde por los cuatro costados. Pero también hemos podido comprobar cómo Francisco ha dedicado una educadísima crítica a las barbaridades de ese payaso sangriento llamado Nicolás Maduro… y sólo ha servido para encabronar a esa mole de carne con corazón siniestro y mente majadera, contra los venezolanos en general y contra los cristianos en particular.

Y a todo esto, ¿me cae simpático Francisco? Pues no. Mi Papa es Juan Pablo II, a quien realmente idolatro. Karol Wojtyla se enfrentó directamente a la tiranía comunista, con unos viajes a la Polonia estalinista que desaconsejaba a todos sus diplomáticos. ¡Y venció al comunismo!

Francisco considera que debe exigir a los regímenes castrista o bolivariano -o sandinista- que respeten a los católicos sin pretender forzar un cambio de régimen.

A mí me gusta más el método Wojtyla que, además, se ha mostrado exitoso, que el método Francisco. Ahora bien: ¿qué mas da? El Papa no está para caerme simpático a mí y yo no estoy para criticar al Vicario de Cristo en la tierra sino para apoyarle, al menos con mis oraciones. No soy un crítico, soy un discípulo.

Conclusión: más que del motu proprio de Francisco sobre el rito litúrgico a promocionar yo me preocuparía de la adoración de la Bestia y de la profanación general contra la eucaristía, que estamos viviendo. El principal objetivo del cristiano de hoy no es elegir entre liturgias eucarístecas sino defender la subsistencia de la eucaristía también del enemigo interno, de la quinta columna profanadora.

Dos: aunque pensemos que Francisco se equivoca con la tiranías hispanoamericanas dejemos en paz a Francisco y recemos por Francisco… sea galgo o podenco.