El día por la vida es la fiesta católica de la Anunciación, el 25 de marzo. No podía ser de otra forma: nueve meses antes de la Navidad. Pero este año, no me pregunten por qué, que no lo sé, se ha adelantado al segundo fin de semana antes del sábado 25.

Empezando por el final, no sé cuántas personas se han manifestado en la manifestación de esta mañana en Madrid ni me importa. Sí me ha llamado más la atención el hecho -me ha asombrado, de nuevo, aunque no me ha sorprendido- que los grandes medios de comunicación hayan ignorado la manifestación del domingo 12.

En el movimiento provida hay quien pretende separar la religión de la lucha por los derechos del nonato. Lo entiendo, pero sinceramente, tras décadas de defender la vida del más inocente y más indefenso de todos los seres humanos y, sobre todo, de leer a Chesterton -”lo natural, termina por ser sobrenatural o acaba en antinatural”- me han enseñado que no pasa nada por ligar cristianismo y defensa de la vida, porque no pasa nada por ligar lo que ya está ligado. ¿Hay ateos defensores de la vida? Sí, y ojalá hubiera más, pero el mejor automóvil del mundo no anda si se queda sin combustible.

Manifestación por la vida: no se puede ser católico y abortista

Sin derecho a la vida no hay democracia. El absurdo del ‘derecho al aborto’ desemboca siempre en tiranía

Y también he aprendido que hágase el milagro y hágalo el diablo. Quiero decir, que si reñimos -yo he caído muchas veces en esa falta- por ver quién es el protagonista en la lucha por la vida más inocente y más indefensa, la del concebido y todavía no nacido... bueno, entonces estamos perdidos. Así que insisto: hágase el milagro...

Dicho esto, la manifestación del domingo 12 de marzo, esta misma mañana, por el centro de Madrid, por ‘los hijos que no tuvimos’ es digna de aplauso. Mientras hay lucha hay esperanza.

Manifestación por la vida: el aborto deja a la mujer sin opciones. El bebé dice: seré la alegría de tu vida

Los manifestantes del 12 de marzo nos recordaron el quinto precepto: No matarás. Al tiempo que recuperaron la sentencia de Benedicto XVI: Dios ama al embrión.

El aborto es mucho más que el aborto. Es toda una filosofía de vida y de hacer político, especialmente en el siglo XXI. Si quieren ustedes saber cómo es un hombre, no tienen más que preguntarle si el aborto es un asesinato

Políticamente y en la manifestación sólo estuvieron Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio por Vox y cargos menudos del tibio PP de Feijóo, el aborto continúa siendo la pieza fundamental de la vida política y moral de los pueblos, en todo el mundo. Sin derecho a la vida no hay democracia. Y al revés: el absurdo del ‘derecho al aborto’ desemboca siempre en tiranía.

El aborto es mucho más que el aborto. Es toda una filosofía de vida y de hacer político, especialmente en el siglo XXI. Si quieren ustedes saber cómo es un hombre, no tienen más que preguntarle si el aborto es un asesinato. El resto vendrá por añadidura.

¿Cuándo terminará la masacre del aborto, la mayor matanza de la historia de la humanidad? Probablemente cuando acabe el actual ciclo histórico. Será entonces cuando la humanidad se pregunte: ¿Cómo pudimos hacerlo?