Sectarismo de izquierdas.

La izquierda ha monopolizado la cultura desde la mismísima Transición democrática, iniciada en 1975... y ya han pasado cincuenta años. No voy a entrar en el fondo de la cuestión porque toda la cuestión puede resumirse en una sola y no muy profunda idea: la poesía, la novela, la arquitectura, pintura y escultura, el teatro, el cine, todo aquello que no sea de izquierda no es cultura. Y cuando la izquierda se trasmutó en progresismo, continuó la estafa: todo lo que no fuera progre no era cultura.

No voy hacer ahora una causa general de lo que denuncio. Resultaría muy extenso, me llevaría mucho tiempo y yo tiendo a vago. 

Simplemente voy a poner un ejemplo de un poeta olvidado, el mejor poeta ceutí del siglo XXI, Luis López Anglada, que, claro, dado que escribía sobre Cristo y encima era de la primera generación de militares tras la Guerra civil: o sea un militar franquista.

Sin embargo, Anglada era el rey del soneto y como para muestra basta un botón, allá va éste, dedicado -¿Ven cómo es un faccioso?- a Cristo eucaristizado:

Cara a cara, Señor, y de hombre a Hombre, 
nos estamos mirando y, si me atrevo
a levantar el alma, es porque llevo
en ella el sello de tu amor por nombre.
 
No te extrañe que al verte no me asombre
de encontrarte esperándome de nuevo, 
que tanta espera y tanto amor te debo
que no hay aire en mi voz que no te nombre.
 
Sé que te hiciste pan porque sabías
que el desierto de las penas mías
te iba a buscar al encontrarme hambriento. 
 
Mírame, pues, Señor. Aquí me tienes, 
con la blanca fatiga de mis sienes,
delante de tu blanco Monumento.