De lo que hoy muchos se dan cuenta es que la política se está convirtiendo en un enorme cepo social, dominado por lo políticamente correcto y leyes implacables por injustas; otros lo llevamos publicando desde hace años, tachados por una mayoría bien pensante, de exagerados y apocalípticos. Bien, hoy es difícil de frenar la inercia que la ideología de género ha proporcionado a la sociedad desde los medios de comunicación, y a los juzgados desde la legislación.

Pero he de avisar como lo hice hace años, aunque me arriesgue a ser tomado de nuevo como un enajenador social, que no hemos tocado fondo. La agenda de género es amplia y poliédrica. Es amplia en cuanto a sus objetivos y las enormes orillas a las que quiere llegar, porque no olvidemos que es global para alcanzar la imposición de un nuevo orden mundial. Y es poliédrica porque solo así llega a cubrir la desbordante antropología natural del ser humano.

La ideología de género es una trampa muy bien trazada por los poderosos del mundo con un plan multimillonario para desarrollarse de forma universal. Para eso tienen espacios geográficos como Estados Unidos, Canadá y Europa sometidos a sus leyes y la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para implantarlo en países en vías de desarrollo a base de ayudas millonarias si acceden los presidentes de tales países a sus propuestas feministas y homosexualistas.

Los Principios de Yogyakarta consisten en un listado de 29 dictados para la aplicación de la ideología de género

Y también tienen herramientas impositivas que pretenden tapar o frenar de alguna forma a los disidentes que no se dejan manipular fácilmente. Estoy hablando de los Principios de Yogyakarta. Es posible que nunca jamás haya oído hablar directamente de ellos, pero cuando ahora los descubra comprenderá porque los lobbies, los políticos y las leyes empujan en determinada dirección con legislaciones o proyectos sociales que son chocantes hasta que son admitidos por el hastío y la demolición del más común de los mortales.

Los Principios de Yogyakarta consisten en un listado de 29 dictados para la aplicación de la ideología de género y llegar, si no a la conciencia, sí a la obligación impositiva y modificar costumbres o tradiciones en todo el mundo, que procuren la libre elección de género, identidad u orientación sexual. Tal listado de principios fue estudiado y redactado en 2006 por un grupo de expertos en derechos humanos para ayudar un poco más a implantar la tesis de género. Se presentaron en la ONU en 2007 y se convirtieron en uno de los garantes más importantes.

Los Principios de Yogyakarta están destinados a los activistas de la agenda de género y están redactados y desarrollados para que aquellos países o culturas que tienen normas sociales o jurídicas contrarias a los movimientos LGTBI se les pueda remover y convertir en revolución gracias a los Principios. Y, además, no son de esos principios como si se tratara de una línea base de negociación, sino de 29 derechos absolutamente arbitrarios a favor de plataformas o personas LGTBI sin que los demás individuos de la sociedad accedan a ellos y salgan perjudicados. Los Principios de Yogyakarta exigen en todos los países del mundo que se apliquen las medidas necesarias y totalitarias en todos los campos sociales que influyen o dirigen a las personas en su comportamiento de relación social: instituciones, sistemas educativos, artículos laborales, sanitarios y derechos humanos que no los reconozcan por ser contrarios al espíritu de estos Principios. De tal forma que puedan imponerse a los ciudadanos y obligar legalmente a aceptar y privilegiar a los homosexuales y otras identidades de género que no sean heterosexuales. Es decir, que ser heterosexual no solo no está favorecido por estos Principios, sino que además pueden ser penalizados por ellos.

 Están destinados a los activistas de la agenda de género

Estos fundamentos dictatoriales, sectarios, y por lo tanto injustos, harán todo lo posible por acallar a quien predique, escriba, niegue o desprecie cualquier comportamiento no heterosexual. Hoy todavía los derechos de libertad de expresión dan cobijo a los que escribimos como yo lo hago, para esclarecer aspectos dominantes como estos. No contra las personas, a las que se les debe respeto, aun tomando decisiones que van en su contra y el buen espíritu de la sociedad, sino contra los lobbys, plataformas, asociaciones y partidos políticos que confunden y manipulan a la sociedad con teorías impositivas que tienen menos base científica que una lata de conservas. Es contra las ideas que corrompen la razón, contra los que debemos luchar y combatir.

Del sexo al género. La nueva revolución sexual. (Eunsa) Mª Isabel Llanes. Una autora más que se lía la manta a la cabeza y avisa al público expectante y algo adormilado, de que el feminismo desbordado está dando lugar a un cambio antropológico del ser humano que se está llevando a la familia y a la persona por delante y por lo tanto con unas consecuencias gravísimas.

Alteridad sexual. Razones frente a la ideología de género (Palabra) María Calvo Charro. Otra mujer que nos propone combatir con argumentos razonables la sinrazón de la ideología de género. Un breve ensayo asequible a cualquier lector, que le dará el andamiaje necesario para comprender qué sucede alrededor de su vida y la de los suyos, y los conocimientos necesarios para rebatir fácilmente la compostura políticamente correcta que nos invade día a día.

Pack "Ideologías impuestas" (varios) Aproveche esta oportunidad para ponerse al día con un pack de 3 libros con estupendas referencias para saber lo que se necesita para sobrevivir en este rodillo que pretende arrinconarnos: La dictadura del relativismo, La ideología de género o el género como herramienta de poder y Una revolución silenciosa.

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