El sector editorial está en crisis desde hace ya más de diez años. Una crisis que no solo le afectó en su origen, la económica, aquella que Zapatero no veía y sus ministros no hacían más que anunciar brotes verdes por aquí y por allá, mientras España y los españoles se hundían en el paro, las empresas cerraban con estrepitosas quiebras dejando a familias enteras arruinadas y en la calle, con desahucios en todas partes...

Es que el sector editorial también vive una crisis interior que solo les afecta a ellos, especialmente al editor que carga con todo el peso de la inversión, ya que hoy por hoy todavía sigue trabajando en depósito, sistema incomprensible que lo que hace es socavar aún más la posibilidad de salir de una vez por todas de este agujero que todos sufren. Citaré y explicaré que no solo es el sistema de depósito lo que no ayuda en nada, que también hay otros factores que machacan celosamente al sector.

El sistema de depósito es un sistema en el que solo el editor propicia la inversión del producto, ya que el resto de la cadena comercial trabaja en depósito. Bien, esto tenía cierto sentido en los años setenta cuando la venta de libros no era un capricho, sino una necesidad para poder obtener información contrastada por expertos o a los autores favoritos para leerlos, ya que ninguna de las tecnologías que ahora existen, y que la mayoría son vulnerables para ser pirateadas, estaban a disposición del público lector.

El editor carga con todo el peso de la inversión, ya que hoy por hoy todavía sigue trabajando en depósito

Hoy tenemos, además de los libros en papel (que es lo único que sigue en pie desde entonces), los libros electrónicos -que no son negocio para nadie excepto para la plataforma que los oferta, y si esta tiene éxito-, también Internet aporta mucha información desordenada pero gratis y, además, la propia Internet ofrece un escaparate casi infinito de publicaciones ilegales de libros pirateados. 

Por eso, en los años setenta era necesario, porque el propio mercado protegía la ganancia de todos. Pero hoy no. No podemos seguir manteniendo un sistema que todos los gastos recaen sobre el editor pase lo que pase con el producto en el mercado. Prácticamente el sector editorial es el único que trabaja en este sistema obsoleto, sencillamente porque el mercado ya no es el mismo que hace cincuenta años y, sin embargo, todos quieren seguir haciendo cestos con los mismos mimbres.

El precio fijo del libro es otra manera de bloquear al sector. Un precio fijado por el editor y protegido por la ley solo provoca que muchos libros no tengan una segunda oportunidad por un fenómeno conocido como oferta y demanda, tantas veces alimentado por un precio rebajado que alienta a la compra y el lector no tiene que pagar el precio a veces alto -ojo no confundir con caro o abusivo pues en general es proporcional a los costes del editor-. Un precio fijo e inamovible excepto por un agresivo 5% de descuento público (¡Ojo, el 5% de 20€ es 1€...! En fin). ¿Por qué todos los sectores pueden aprovechar el tirón de unas rebajas que dé la oportunidad a recuperar la inversión...? Porque no es necesario, dirán muchos, y dicen bien, porque como el sector trabaja en depósito, el librero no ha hecho ninguna inversión en producto, luego recae una vez más la pelota sobre el editor, que se comerá todos los ejemplares sobrantes del mercado, manoseados, en muchas ocasiones estropeados, etc. y que terminará vendiendo en un saldo muy por debajo de su coste y seguro que no recuperará la inversión que sí realizó.

El precio fijo del libro es otra manera de bloquear al sector

En el próximo artículo, la segunda parte de la crisis editorial, hablaré de otros aspectos tan perjudiciales para el sector editorial como son: la distribución actual, el librero y el ciclo de vida de un libro.

De momento les paso unas cuantas novedades de tipo Navidad para ir calentando motores y pensando en qué regalar a sus seres queridos. Recuerde incluir libros en sus Reyes Magos. Los libros son necesarios para todos y en todas las edades, especialmente para quien es regalado, que se nutrirá de espíritu cultural necesario, cada día más necesario...

El enigma blanco (Un libro en el bolsillo) de Arnoldo Tauler. Se trata de la segunda parte de la trilogía La otra historia de Hitler. Una ficción que fabula con la idea de que Hitler logró escapar de la matanza en Berlín y que se esconde por el mundo, mientras es buscado por una secreta asociación para conseguir clonar los cinco dígitos de la mano del Führer y poder acceder a una información secreta y de alto poder. La primera entrega fue La noche de los escorpiones, que sigue disponible (¿Dónde está Adolf Hitler? será la tercera que se entregará en febrero de 2019). Sería recomendable conocer ambos títulos para dar la posibilidad de adquirirlos conjuntamente de cara a la Navidad, ya que los seguidores de la ficción relacionada con la Segunda Guerra Mundial y Hitler son muy apasionados de todo lo que sale al mercado relacionado con esta nefasta parte de la historia. 

Dentro de la caja del violín (Librando Mundos) de Humberto Pérez-Tomé, un servidor de ustedes. En este caso es una historia surrealista con un estilo que se ajusta a las novedades literarias de actualidad. El protagonista cuenta la razón de por qué llegó al psiquiátrico desde donde escribe su historia por recomendación de los doctores. Una historia sórdida con mucho movimiento y personajes estrambóticos, más propios de una mala pesadilla que procedentes de la realidad. La trama de la novela está organizada en cuatro actos, que no capítulos, porque con la historia propongo lo que para muchos pensamos es el teatro de la vida, cómo en ocasiones somos manipulados por otros a pesar de nuestra voluntad... Si llegan a leerla, espero que la disfruten como yo lo hice al escribirla.

El final de los tiempos (Sekotia) de José Javier Esparza. Sé que de la presente obra hablé hace meses, pero me niego a no volver a recomendarla como producto idóneo de regalo. Una novela distópica, ya saben, que cuenta un supuesto fin del mundo, no tanto en la idea de la llegada de Cristo, sino más bien en cómo el hombre acaba con el hombre. Quizá desalentador ver que este mundo que vivimos se parece demasiado a lo que Esparza cuenta en su obra. Pienso que, acertadamente José Javier Esparza tomó de la realidad de la ONU y sus franquicias, parte del esqueleto de la novela, por eso todo gira ante un nuevo modelo de mundo, de sociedad global controlada, donde la bondad artificial es la moneda de cambio para una paz fingida, suspendida de un hilo muy fino, y donde el terror máximo es la vida y donde la filosofía es la muerte como compendio del poder.