Seguro que han oído hablar en más de una ocasión de la cultura de las empresas. Cada una tiene la suya propia y, aunque en la mayoría de los casos no se plasma en ningún documento, marca el comportamiento de los empleados, especialmente de los directivos, tanto internamente como de cara al exterior.

En el caso que nos ocupa, la cultura empresarial de Google consiste, principalmente, en mirar al resto de la humanidad por encima del hombro y hacerlo, además, con una buena dosis de hipocresía.

Atentos al Ceo de la compañía, Sundar Pichai: “Somos una compañía que cree en la libertad de expresión. Es uno de nuestros pilares. Pero tenemos unas guías para la convivencia. Debes procurar que tu plataforma sirva para todos: usuarios, creadores, anunciantes… El spam, por ejemplo, es un problema. Pero le aseguro que garantizar la libertad de expresión es un principio fundamental en todos nuestros productos. Y no vamos a hacer cambios”, respondió en una entrevista publicada este miércoles en varios medios europeos, entre ellos, XLSemanal.

Pichai ha convertido Google en el mayor censor del planeta y habla de libertad de expresión como uno de sus pilares. Claro que esto recuerda mucho a los regímenes totalitarios que censuran en aras de la seguridad nacional o del bienestar del pueblo. La censura del buscador es más sutil y consiste en relegar a la página 20 de la búsqueda todo aquello se cuestione el pensamiento único sobre cuestiones tan diversas como el Covid, la ideología de género o el aborto.

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Sin ir más lejos, Youtube advirtió a Hispanidad por publicar un vídeo en el que el director del periódico criticaba el chantaje de la Comisión Europea a Polonia por no aceptar sus directrices sobre los jueces. Menos mal que la libertad de expresión es uno de sus pilares.

Censor, ladrón y parásito. Así es Google, que se sirve gratuitamente de los artículos de la prensa para lucrarse con la publicidad que debería ir a los medios o, al menos, una parte de ella. Para más inri, el buscador ni siquiera paga los impuestos que le corresponden en cada país, sino que factura a través de una sociedad empadronada en otro lugar con un impuesto de sociedades más bajo.

A lo largo de toda la entrevista se ve ese tono paternalista tan característico de Google. Y es que en el buscador consideran que los gobiernos europeos no conocen el funcionamiento de internet y por eso les persiguen y sancionan por abuso de posición dominante y por vulnerar la ley de protección de datos. En el fondo son unos ignorantes. Menos mal que Google nos sacará de esa ignorancia.