La guerra entre The Walt Disney Company y Ron DeSantis, que ya ha llegado a los tribunales, sigue creciendo con nuevos episodios: ahora la primera ya no construirá un nuevo complejo de oficinas en Orlando. Eso sí, aunque la factoría de Mickey Mouse se ponga de víctima no hay que olvidar que el origen del pulso fue el fin del adoctrinamiento de niños en las escuelas por ley, y que hace tiempo que renunció a contenidos inocentes usándolos para la perversión de la infancia (o “corrupción de menores”, según Santiago Abascal, líder de Vox), en donde también hay muestras de necedad e incoherencia.

El gigante de ocio y entretenimiento, que sigue sufriendo sangría de suscriptores en streaming, ha cancelado su plan de reubicar algunas de sus divisiones corporativas en Lake Nona, en Orlando, ciudad situada en el condado de Orange, en el centro del estado de Florida (cuya capital es Tallahassee). Este traslado que se planeó en 2021 iba a suponer una inversión de cerca de 1.000 millones de dólares (unos 927 millones de euros) y habría traído más de 2.000 empleos, incluyendo algunos trabajadores que se trasladarían desde California. Ha sido Josh D’Amaro, presidente de Parques de Disney, Experiencias y Productos, el que ha anunciado la cancelación del plan a los trabajadores a través de un correo electrónico, aludiendo a “condiciones comerciales cambiantes”.

Esto eleva el pulso con DeSantis y curiosamente se conoce después de que el gobernador del estado de Florida haya ampliado por ley la protección de los niños contra la ideología woke, el último meneo ideológico del Nuevo Orden Mundial (NOM) -que tiene entre sus discípulos a Disney-. En su Twitter, el republicano ha referido que “los baños públicos, los vestuarios y los vestidores en Florida tendrán instalaciones separadas según el sexo biológico. Nuestras esposas e hijas merecen protección contra la ideología woke enloquecida”. Y por cierto, las declaraciones las ha afectuado desde un atril en el que se puede leer Let kids be kids (dejad a los niños ser niños). 

Asimismo, DeSantis ha ampliado los derechos de los padres en la educación de sus hijos, como presume en Twitter: “Florida está ampliando los derechos de los padres en la educación para cubrir los grados de pre-K (programa preescolar voluntario para niños menores de cinco año) a octavo (13-14 años). Los maestros de niños pequeños y preadolescentes deben centrarse en la comprensión de lectura, no en la fluidez de género y los pronombres”. Es más, añadió que “los estudiantes y maestros de Florida ya no tendrán que “declarar” sus pronombres en la escuela ni verse obligados a usar pronombres que no se basen en el sexo biológico. Nuestros maestros se concentrarán en lo que importa: lectura, escritura y aritmética”. Además, ha procedido a prohibir material inapropiado en los libros de las escuelas: “Si es demasiado gráfico para las noticias de las 6 en punto, ¿cómo es que está bien para un niño de 10 años?”, afirmó.

Todo esto, así como la firma de otras leyes (que entre otras cosas, incluyen la prohibición de cirugías de cambio de sexo, así como de bloqueadores de la pubertad), sucede en vísperas de que DeSantis anuncie su candidatura presidencial. Esto es algo que previsiblemente sucederá la próxima semana… y claro, así no resultan nada extrañas las críticas que está recibiendo de Donald Trump por el pulso con Disney, porque serían rivales en las primarias del Partido Republicano de las que saldrá el candidato a las elecciones presidenciales de 2024. En el Partido Demócrata, entre los candidatos a las primarias está el actual presidente de EEUU, ‘Yayoyou’ Biden.