La necedad de The Walt Disney Company y la incoherencia del actor Javier Bardem se han unido en La Sirenita, la nueva versión en carne y hueso del clásico animado que llegará a los cines el próximo 26 de mayo y tiene protagonista afrodescendiente. Todo sea por “ser inclusivos”… y cuanto más mejor.

La progre factoría de Mickey Mouse, en plena guerra con Ron DeSantis, adolece de una grave falta de ideas, como se refleja en las numerosas versiones de sus clásicos animados en carne y hueso, donde no faltan sus tintes de adoctrinamiento de niños (o “corrupción de menores”, según Santiago Abascal, líder de Vox), porque sigue los postulados del Nuevo Orden Mundial (NOM) -que se resumen principalmente en ideología de género y ateismo-. La última muestra llega con la nueva La Sirenita, que suma unas cuantas polémicas: primero por haber elegido una protagonista afrodescendiente y después por la representación del famoso cangrejo Sebastián.

Disney también afronta la sangría de suscriptores en streaming, donde aún no logra rentabilidad. Al adoctrinamiento y a la necedad creciente en contenidos, se suma su incoherencia porque presume del debut de su primer actor con Síndrome de Down (en Peter Pan y Wendy, otra versión del clásico animado de Peter Pan)… al tiempo que sigue financiando abortos.

Y por cierto, a esta tendencia por la necedad y la incoherencia se suma el actor Javier Bardem, otro progre que ahora interpreta al rey Tritón en la nueva versión de La Sirenita. “Vivimos en un mundo de diversidad, donde o incluimos o la exclusión nos va a llevar al odio, a la pelea y al dolor. De unos y de otros. Aquí no hay ganadores o perdedores. Y eso está mucho más potenciado en este versión”, ha referido en declaraciones a La Razón. Por si esto no bastara, ha señalado que “esta versión refuerza la idea del empoderamiento de la mujer, que me parece muy interesante. Ariel ya no es una chica que se sacrifica en aras de complacer una historia de amor a la que está abocada. Ella ahora decide, conscientemente, que no quiere pertenecer al mundo al que está obligada a pertenecer y quiere ser otra persona más allá de cualquier impedimento. Y ese impedimento es su padre, que es el rey de los océanos y manda, no solo en su vida sino también en la de los demás, en la de todos”. Y ahora una muestra de la incoherencia: en la presentación de la película en Madrid, la prensa pidió al actor un gesto de rey y él afirmó “¿un gesto de rey? Eso en las películas, nada más” y tras dar las “gracias a todos y a todas”, ha añadido “viva la República”. ¡Olé!