El último discurso regio, pronunciado ante un congreso de directivos (CEDE), resultó curioso. Contemplar a SM Felipe VI cariacontecido ante el peligro de una marcha atrás en el proceso globalizador, resulta enternecedor. Más que nada porque la globalización es el peor enemigo de las monarquías hereditarias.

Escuchen a su Majestad y lean su discurso en el documento adjunto: "el orden internacional basado en los principios de apertura y multilateralismo que conocemos desde hace muchos años, últimamente se está debilitando. El proteccionismo, las barreras comerciales  y los conflictos económicos se están multiplicando, lo cual puede traducirse en problemas severos para empresas y hogares".

Dejando a un lado que empresas y hogares han vivido muy a gusto durante centurias 'no globalizadas', yo diría que este párrafo ha sido escrito por el jefe de la Casa Real, el inefable don Jaime Alfonsín Alfonso, por lo menos.

La globalización se resiente: el proteccionismo, las barreras comerciales y los conflictos económicos se multiplican. Pues cuanto más se resienta, más se perpetuarán las dinastías

Pero ¡alma de cántaro", que con ese concepto, el de mundialización, Felipe VI está apostando por la guillotina que puede acabar con su cabeza y con la monarquía borbónica. Insisto: la globalización consiste en la desaparición de los Estados-nación... que constituyen la base de las monarquías hereditarias.

¿O habrá sido la reina Letizia, que es muy progre y seguramente partidaria del "no tendrás nada y serás feliz", quien ha metido mano en el discurso de su Majestad durante la clausura del congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE)?

En todo caso, alguien ha cometido un error. Convendría tomar medidas.