Nos estamos quedando sin sacerdotes y sin eucaristías... y recuerden que la Iglesia vive de la Eucaristía
Veterano cura de Miajadas (Extremadura). Ojo al dato: “Si se bendicen animales y bancos, ¿por qué no bendecir a una pareja gay?”. Y naturalmente, el periodista lo llevó a titular. Una frase profunda, padre. Recuerda al viejo chiste del genial Eugenio:
-¿A usted qué le parece que los curas se casen?
-Hombre, si se quieren, si se quieren.
Pues eso.
No muy lejos de allí, en Mérida, de lunes a sábado, tan sólo hay una misa por las mañanas: en Santa Eulalia. Y eso que cuenta con una concatedral. Hablo de Mérida, más 75.000 habitantes y capital de Extremadura, nada menos.
En toda Mérida, una sola eucaristía por las mañanas. No en Madagascar, sino en Mérida
Ahora bien, la religión católica es sacramental y resulta que los sacramentos los ofician y administran los curas. Nos estamos quedando sin sacerdotes y sin eucaristías... y recuerden que la Iglesia vive de la Eucaristía.
Todo esto, si lo miran con detenimiento, no deja de ser un problema. Eso sí, Irene Montero tiene la solución: hacer curas a todas las mujeres, de la noche a la mañana y a ella ¡obispa! Y, por supuesto, cambiar la liturgia, que no habla de feminismo. Pero no sé si estamos preparados para tamaño desafío.
Por de pronto, nos faltan curas y nos faltan eucaristías. Y encima los que tenemos han conocido el tardofranquismo de lo talluditos que son. Los curas progres ya no están en las iglesias sino que se cuentan entre los viejos párrocos y en las asilos sacerdotales. Los años no perdonan ni a los progres.
Hay que rezar por los curas actuales, sometidos a la mayor presión que el clero haya sufrido jamás y hay que rezar para que Dios otorgue nuevas vocaciones. Porque los católicos ya somos una minoría pero tampoco es preciso que pasemos a las catacumbas
Faltan curas y faltan misas, pero que no sean como el párroco de Miajadas, por fa, ni como las inexistentes misas de Mérida.
En cualquier caso, hay que rezar por los curas actuales, sometidos a la mayor presión que el clero haya sufrido jamás y hay que rezar para que Dios otorgue nuevas vocaciones. Porque los católicos ya somos una minoría pero tampoco es preciso que pasemos a las catacumbas.
Y como guinda de la tarta, acompañad a los curas que hoy se sienten bastante solos. Se lo aseguro, faltan muchos y no sobra ninguno.