En Hispanidad hemos repetido la idea de que cuando se habla de menores no acompañados, se dan casos en los que no son niños, no son menores, son adultos. Y esta situación se está reptiendo cada vez más. Como en el caso reciente de, al menos, 19 inmigrantes adultos que han entrado en Aragón camuflados como menores este año, cuyas pruebas médicas desvelaron el engaño. 

Y la situación se agrava cuando, entre esos falsos menores, los hay que delinquen, como sucede con el violador de la niña de 14 años en Hortaleza. Las pruebas radiológicas han demostrado que tiene 23 años. 

Mientras, la izquierda, ya lo han escuchado, sigue sosteniendo el argumento de que no todos son delincuentes, ni violadores -sólo faltaba- y que no podemos caer en el discurso del odio y la xenofobia.