En 2023 nacieron en España 322.075 niños, un 2% menos que en 2022 y el mínimo histórico desde 1941, año en el que el INE comenzó a registrar los datos. El número de fallecimientos, por su parte, fue de 435.331, algo inferior al de 2022, pero muy superior al de nacimientos, como se puede ver, según datos publicados este miércoles por el INE.

España se muere y urge aprobar el salario maternal, una medida que ya existe en otros países como Alemania y tiene una contrastada eficacia para paliar el que es el mayor problema de España: la caída en picado de la natalidad. Además de una necesidad, el salario maternal es de justicia. La mujer que tiene descendencia aporta lo que España más necesita: hijos, futuros contribuyentes que financiarán las pensiones, cada vez más numerosas.

Dicho esto, la caída de nacimientos contrasta con el aumento de la población residente en España, que en 2023 alcanzó la cifra récord de 48.592.909, según datos provisionales del INE. Un aumento (507.548 personas más) que se produjo única y exclusivamente, por la inmigración, de tal manera que el 18,05% de la población española (8.775.213 personas) es de origen extranjero, algunos de ellos nacionalizados españoles. Por eso, el número de residentes extranjeros es algo inferior (6.491.502) y representa el 13,66% del total de la población.

Lo más dramático de todo esto son los miles de niños abortados -asesinados- antes de nacer. Aunque todavía no hay cifras de 2023, según Sanidad, y como adelantó Hispanidad, en 2022 fueron 98.316, y eso sin contar los abortos químicos provocados, por ejemplo, por la píldora del día después. Estamos hablando -según las cifras de 2022- de casi uno de cada cuatro embarazos. España se muere y lo único que hacen los gobiernos, tanto del PSOE como del PP, es acelerar esa muerte.